Me encuentro con José Sierra en una de las esquinas de Yellow Hell City, exactamente entre la calle de las Damas y la calle de la Amargura. Lleva una de sus coloridas camisas hawaianas que lo caracterizan y le dan un aire de rebelde caribeño. Continuando con una conversación que habíamos tenido días atrás lo primero que me pregunta es “¿Closajon porque monda quieres quemar esta ciudad?” “porque esta ciudad de mierda es mía y uno hace lo que quiere con lo que le pertenece” le respondo. Nos echamos a reír y caminamos al parque de la Marina para hablar sobre su próxima exposición en el arruinado Museo de Arte Moderno.

Son las 3:55 de la tarde y la ciudad resplandece con su sofocante melancolía que hace sudar hasta  las piedras. José Sierra y su puta cara de Chucky. Saca su cámara (que no sé por qué me hace pensar en la maleta de Felix el gato) y me toma algunas fotos de las que me avergüenzo por no tener mi cabello desgreñado de antaño. Prendo el eterno cigarrillo arrugado y le digo  “Debemos cagarnos  la ciudad, tú con sus fotografías y yo con mis superpoderes de hacer que todos me odien”.1

-Deberías portarte bien Andy Warhol…

Sé cuánto odia que le diga Andy.

-Closajon no me digas Andy warhol… yo soy Marcel Duchamp.

-Eres la reencarnación de Andy… Jajaja

-…

-No te molestes Andy…

-Yo soy la reencarnación de Marcel Duchamp.

Todo eso lo dice con mucho dramatismo como si estuviera posando para una foto.

-Closajon tu eres Cleopatro, Napoleón, Jodorowsky.

-soy Ju-ano de Arco.

Nos reímos. El parque de la Marina está lleno de lo habitual: parejitas metiéndose mano, marihuaneros, soldados pedófilos, gamines y nosotros, los no sé qué  a la espera de lo extraordinario.

-Soy Basquiat.

-José, que culo, Basquiat soy yo por 100 hechos de su vida que se relacionan con la mía.

-Sabes que puedo cambiar de identidad cada vez que quiera porque soy un artista.

-Hijo de puta, cuando quieras te presento a mis alter egos para que te pateen el culo.

Carcajadas. La ciudad arde y todos maldicen al Mono, que últimamente calienta con locura. Me dice que su exposición en el museo de Arte Moderno debe ser la culminación de lo que ha venido pensando todos estos años.

-Closajon, eres Botero con sus gorditas.

-…

-Jajaja…

-¿Te ríes? Tu ere Paulo Coelho

-¿No sé quién es?

-¿No sabes quién verga es? Es la peor mierda que le ha pasado a la literatura en las últimas décadas.

-Qué fuerte…

-Pura superación personal del culo, disfrazada de buena literatura.

-…

Creo que se molesta a pesar de no saber quién es ese tal Paulo. Cualquiera de mis conocidos sabe que si digo Coelho, quiero decir mierda ambulante exitosa y banal.

-José, eres Silvestre Dangond.

-Jajaja.

Luego de algunos minutos en que descubrimos que todo está aburrido a nuestro alrededor, guarda su cámara y salimos del parque de la Marina. Cruzamos junto al museo Naval y subimos la muralla. En el horizonte se ve un cielo y un mar que me recuerda las pinturas de William Turner. Le digo que debe leer “Osamentas relampagueantes” del artista José Covo, una ruleta rusa  literaria de la que tuve noticia cuando José Puello la compartió en su muro y que días después el mismo Covo tuvo la delicadeza de mandarme al correo cuando le dije que no lo podía descargar. 

-Esta maldita ciudad está llena de Josés.

-Closajon yo no me llamo José, mi nombre es Salvador Dalí.

– Y yo me llamo Lautréamont-Rimbaud-Borges-Castaneda.

Tantas risas hacen pensar en la idiotez de nuestras tristes vidas. La ciudad no está preparada para ver la madurez de la obra de José Sierra. Su madurez sería fotografías y performances en una total desnudez sin la censura de los corronchos, entre los que hay muchos que se autodenominan artistas. A pesar de lo que muchos creen Sierra es un ser solitario, tímido, uno de esos que solo necesitan una oportunidad para comerse al mundo por delante y por detrás.

-Closajon eres Hitler.

-Tú eres Jackson Pollock con diarrea.

-Yo soy Madonna y Michael Jackson.

-Yo soy Lady Gaga.

Cómo decirle a José Sierra que su obra es tan genial que merece estar en todos los platos de sopas del mundo, pero que debe cuidarse de la voracidad hipócrita de los círculos del arte.

-¡Vamos a quemar el museo de Arte Moderno el día de la inauguración de tu exposición!

Me mira. No sabe que decir. Me provoca decirle que voy a sabotear su obra y la de los otros artistas como se haga el marica. Pero me callo.

-José, eres el Chómpiras.

-Y tú eres Cantinflas.

-Eres María Expropiación Petronila Lascuráin y Torquemada de Botija alias “La Chimoltrufia” fumando bazuco debajo del puente de Manga.

Ya cerca del teatro Adolfo Mejía vuelve a sacar su cámara, la acomoda y nos tomamos una foto.

-José Sierra tu eres Duchamp-Picabia y yo soy Hellboy con el disfraz de Batman.

-Jajaja.

-Amigo voy a escribir sobre este juego de soñarnos grandes artistas como si fuéramos niños, el arte de recordar cuando éramos críos y decíamos: “Soy Goku”. Lo llamaré “Ready-Made: no-se-quién-soy” o “Yo me llamo: la gran Holy shit”.

-Genial Closajon. Eres Albert Einstein.

-Cállate, hijueputa… tu eres  María la de Barrio, Marimar… Jajaja

¿Qué le queda por hacer a un artista y  a un escritor en un infierno color mierda como este? Él por lo menos tiene su público que se mueve entre el morbo  y la frivolidad, una multitud que muchas veces solo quiere ser amiga de algo extravagante para ostentar su nombre en las fiestas y los cocteles. Yo por mi parte tengo lo que merezco, una horda de lectores hipócritas que me dan la mano sucia de sangre y saliva.

-¿Closajon y cuáles son tus proyectos de vida?

-No hablemos de eso Andy…

-Bueno…

Llega la noche a la ciudad y la vida sigue. Nos despedimos en la India Catalina con un apretón de manos y la promesa de escribir una reseña sobre su obra para el día de la inauguración.

-Eres la Morsa.

-Maldito.

Jajajaja…

Sierra se monta es una busera de Campestre-Castillo y se va. Yo fumo el último cigarro de la noche mientras espero un Metrocar de Tablilla verde. Algunos transeúntes me miran de forma sospechosa lo que acrecienta mi paranoia. El mundo es un reino de mierda incluso para los dioses de la incertidumbre.

-¿Qué creías Señor Underground que te ibas a salvar de ti mismo?

Me monto en  el Metrocar, busco un puesto en la parte de atrás y dejo que mis tristes pensamientos  de la vida y el arte se larguen por la ventana mientras recorro la ciudad.

***

CONTRA-MORALEJA: ¿Qué le queda por hacer a un artista y  a un escritor en un infierno color mierda como este? ¿Resignarse a su grandeza o dejarse arrastrar? ¿Dejar que su orgullo los convierta en seres anónimos y desahuciados? ¿Adular a los críticos y a los galeristas como viejas prostitutas? No, a un artista le toca hacer lo que sienta que debe hacer, su naturaleza le ha concedido todas las libertades que se puedan imaginar y eso, mis queridos hijos de perra lectores, jamás alguno se lo podrá arrebatar (si él muy cabrón no lo permite).

Coman sin cuchara, lancen sus zapatos  y escupan al espejo de la vigilia: el mundo es un super Ñañañañaña J J J

08 Mayo 2015

 EL SEÑOR UNDERGROUND

Fotografías: José Sierra

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(1981 o 1987). Agente patafísico en la ciudad imaginaria de Yellow Hell City. Fanzinero (re)negado en varios planetas del Multiverso. Fanático de los collages y los cómics de Grant Morrison y Charles Burns. Murallero crepuscular. El Amigo invisible de Rimbaud y Lautréamont.

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