Juan David Quintero es dibujante de cómics, profesor y artista visual bogotano. Se graduó como Maestro en artes visuales con énfasis gráfico de la Universidad Javeriana de Bogotá. Publicó Descubrimiento de Molgoria y Diario de C en el 2018 junto a Tragaluz Editores. Ha sido invitado al Festival de Cómic de Toronto, TCAF (2019), la feria de libro en Roma, Più Libri Più Liberi (2019), la Feria del Libro de Madrid (2021), la Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín (2022) y la Feria del libro de Manizales (2022).
Su más reciente cómic se titula Días festivos, editado por Rey Naranjo, y es una fiesta visual y narrativa por donde pasan ciudades que se funden, días soleados con lluvia, un mono de peluche cargado de marihuana en busca de comida china hasta una vendedora de miscelánea con ética de guerrero samurái. Hablamos de su oficio, de cómic independiente y, por supuesto, de Días Festivos.
Días Festivos está compuesto por varias historias con narrativas diferentes, ¿cuándo creíste que tenías el material para armar el libro?
Este libro hace parte de un proyecto más grande que yo tengo en mente, solo que ese libro tiene muchas historias, las que aparecen aquí en Días Festivos son como las más cortas, la otra historia que hace parte de este universo, es una historia muchísimo más larga, entonces, fue más bien una decisión, y consejo de la editorial, la de dividir ambos momentos en dos libros distintos. Las historias más cortas quedaron en este volumen y la historia más larga quedó en el que estoy trabajando ahora.
¿Sería como una segunda parte?
Sí. Igual esa segunda parte ayuda a conectar muchas cosas que no se conectan en este libro, y va a darle, tal vez, un poco más de sentido a todo.
“No todo tiene que tener sentido” es una frase muy importante en el desarrollo del libro. ¿Qué significa para ti como autor?
En mí plano creativo, principalmente, es como empezar a hacer sin tener tantas cosas claras, que mientras se está haciendo, o creando, tal vez se pueda ser más honesto y descubrir muchas más cosas que uno tiene por decir, creo que ahí radica su significado.
Al leer Días festivos, sentí que las historias iban transitando de las más o menos tradicionales hasta las que reflejaban la más consciente experimentación narrativa (como la que cierra el cómic). ¿Buscabas eso o ese orden obedece a algo más?
Se dio por casualidad. La decisión del orden de las historias fue más por encontrar un ritmo de lectura, en cuanto a la extensión de cada historia, porque la primera y la últimas son las más largas, entonces, le permiten al lector adentrarse en esos pequeños universos que construyen toda la obra. No fue una decisión tan consciente, pero igual me parece chévere que sea un libro que permite este tipo de lecturas, siento que ahí es cuando el lector se apropia mucho más de esa historia, que en esa búsqueda de sentido como que encuentran patrones que tal vez no pensamos desde la creación, sino que las personas les pueden dar muchas otras cosas que no habíamos percibido.
¿Con el estilo y el tono de esta obra te acercas a algún género concreto?
Algo que hablaba con un amigo frente a este cómic, es que tal vez hay una especie de género, pero es como mucho más silencioso, como que no está tan establecido, y se relaciona con los cómics que suelen ser muy fantasiosos, pero asociados a la sicodelia como con sustancias, él me decía que lo veía muy por ese lado, y yo le decía que sí, en la medida que muchos de mis referentes eran artistas que hacían ese tipo de cómics, que eran muy improvisados de alguna manera, pero que tenían sus reglas claras, y en esa improvisación le daban lugar a cosas muy oníricas, fantasiosas, abstractas y la imaginación a veces se llevaba por delante las historias, hasta los personajes. Siempre hay referentes con los que se pueda asociar este tipo de historias, por ejemplo, las de Simon Hanselmann o este programa de Netflix que se llama Midnight Gospel que también tiene relación con el dibujo, ya que visualmente está con este tono como estallado de información, aunque el mío no está colorido y Hanselmann sea un poco más sobrio con el color, pero si vendría siendo ese tipo de género, no sé si tenga nombre, yo creo que hace parte de esa familia de historias que hablan de eso, que tienen además reflexiones existenciales, sobre la vida, sobre procesos personales, crecimiento, algo que yo también toco en mi libro.
¿Cuál es tu perspectiva frente al trabajo de editoriales como Rey Naranjo que apuestan por obras muy ligados al cómic independiente?
A mí me parece muy chévere, ya yo venía hablando con Carolina Rey hace rato porque le gustaba mi trabajo, pero no tenía nada como tan ambicioso durante mucho tiempo, entonces solo nos habíamos visto en ferias, porque yo empecé en fanzines y libros pequeños, ese interés dese el principio de Carolina me llevó a querer apuntarle a algo mucho más ambicioso y, efectivamente, salió todo muy fluido. A mí me pareció muy chévere, por ejemplo, el formato que finalmente tiene Días Festivos para que también encaje en el catálogo de sus libros. Estar también al lado de Simon Hanselmann en ese catálogo de Rey Naranjo a mí me genera mucha felicidad, de saber que uno va por buen camino.
Hablando del panorama del cómic en Colombia en general, Rey Naranjo es de las pocas que le apuesta al comic más experimental, entonces, eso a mí me parece muy importante, como que di con una casa con la cual tengo muchas afinidades, entonces, creo que fue un gran acierto el haberlos encontrado.
¿Cuál es tu mirada sobe el cómic en Colombia?
Eso es para otra entrevista, yo creo, porque hay muchas cosas por decir. Creo que el cómic en Colombia está agarrando mucha fuerza porque se ha visto que es un género que mezcla muchas cosas, que esa multiplicidad de lenguajes que puede haber dentro del cómic es muy valiosa y hasta ahorita se está explotando, por ejemplo, que ya se esté viendo cómic dentro de los estudios de las artes gráficas, visuales y artes plásticas es importante. Además, el hecho de que no sea netamente un género que empezó siendo como algo muy ligado a la prensa, porque así empezó el cómic en general, como algo que solo se podía leer en periódicos, revistas, como un género un poquito para decorar y opinar, pero no era un género en sí, pues como el hecho de que se pueda expandir muchísimo, da para muchas cosas. Es muy interesante como el cómic ha nacido casi de la misma manera en todas partes, y siento que se tiene una perspectiva del cómic colombiano como de algo muy precario, y sí, de muchas maneras es cierto, pero también es un arte que es muy rico, solo hay que ponerle bien el foco, en cuanto al interés y el apoyo a las personas que se dedican a esto en cualquiera de sus áreas ya sea guion, dibujo, editoriales. Hay muchísimas cosas que todavía faltan.
¿Hay alguna manera desde la cual definas el trabajo que realizas?
Yo siento que mis cómics, en general, apuntan mucho hacia el dibujo, son como ejercicios de dibujo, de plasmar cada cosa que pueda existir, desde cosas que se pueden ver, hasta cosas que se pueden sentir o percibir, dibujar lo invisible también, como un ejercicio de dibujarlo todo, un poco con esa intención de que cualquier cosa puede ser dibujable. Además, a mí me gusta mucho pensar en que no haya diferencia entre escritura y dibujo, eso es algo que en artistas como Lynda Barry, que es una de mis referentes principales, no solo en mi práctica como dibujante sino también como educadora, y ella dice que en un principio la escritura y el dibujo fueron lo mismo, y que el cómic en sí mezcla ambas cosas de una manera muy explicita, entonces, es como volver a ese inicio de querer comunicarse. Como también el comic puede llegar a ser una manera de escribir, es decir, que se entienda el cómic no solo como dibujos y letras, sino como escribir con la palabra y la imagen como un todo.