Liliana Rivera Garza fue una joven mexicana, hija, hermana, amiga y estudiante. Amante de la natación, de la lectura y de la escritura. Pasaba gran parte de su vida redactando cartas, esquelas, notas y hasta glosas a sus cuadernos de clase. Amiguera, dicharachera, divertida, con un peculiar sentido del humor que sus amistades recuerdan:
“Liliana era muy bonita, pero actuaba como si no lo supiera o como si, sabiéndolo, no le diera mucha importancia. Su sentido del humor era más llamativo que su belleza: se burlaba de todos y de ninguno de una forma festiva y ligera; su sarcasmo era muy fino, muy puntiagudo y daba en el blanco. Liliana era una chica especial”[1].
Con toda esa vitalidad y teniendo apenas veinte años, Liliana fue asesinada el dieciséis de julio de 1990 en su apartamento ubicado en la Calle Mimosa 658, en la Colonia Pasteros de la ciudad de México, a manos de su ex novio Ángel González Ramos. Veintinueve años después, su hermana, la escritora mexicana Cristina Rivera Garza, y su familia, deciden contar su historia en el libro “El invencible verano de Liliana”, que le haría merecedora del premio Pulitzer del 2024, en la categoría memoria o autobiografía.
Escribir “El invencible verano de Liliana” fue parte del proceso, no sólo de expresar el dolor, sino de colectivizarlo. Es el libro que Cristina Rivera Garza había intentado escribir por casi treinta años, del que hizo dos manuscritos previos, pero, al mismo tiempo, el libro que nadie quiere escribir, porque habla sobre la pérdida tan dolorosa de una hija, de una hermana y de una amiga, a manos de un feminicida. Una pérdida individual, familiar y colectiva, que también representa la vida de miles de mujeres que mueren víctimas del feminicidio tanto en México como en el mundo.
A pesar de lo anterior, no se trata de una historia triste, es una obra que ofrece una narrativa contrahegemónica, en la que Liliana, su vida, sus palabras, sus errores y sus virtudes, están en el centro. Una obra en la que no se reduce una vida al asesinato, como suele suceder en algunos géneros literarios y no literarios al abordar el feminicidio.
De la mano de la elegante prosa de Cristina Rivera Garza, se explora a profundidad el archivo emocional y personal de Liliana, en numerosos pasajes se siente como si fuera ella misma quien nos contara su historia. Destaco la intimidad de los detalles: las fotografías de fragmentos de sus cartas, diarios y cuadernos, así como el uso de una tipografía diseñada especialmente para caracterizar los escritos originales de Liliana (disponible solo en la versión impresa).
Finalmente, “El invencible verano de Liliana” es un libro de gran calidad literaria, innovador no sólo por la manera en como está escrito: su polifonía y la mezcla entre testimonial y la memoria, sino también por la forma como aborda el feminicidio desde la vida como resistencia; no obstante, es un libro que yo preferiría no se hubiera escrito, que Liliana estuviera viva, que todas estuvieran vivas[2].
[1] El testimonio de Laura Rosales, una de las mejores amigas de Liliana, está contenido en el capítulo V denominado “Allá va una mujer libre” del texto “El invencible verano de Liliana”, de la escritora mexicana Cristina Rivera Garza.
[2] Para más información de la obra y de la historia entrañable tras su escritura, recomiendo escuchar el cuarto episodio “La muerte nunca deja de pasar” del podcast “El cuento detrás del cuento” disponible en Spotify: https://open.spotify.com/episode/0lr7rteBMZ20GrCN5kpmYu?si=5bd81c74e2a54d97 y en iVoox: https://go.ivoox.com/rf/136281543