Hablemos de cómic japonés. Charlando con Ramón Medina, guardián de la casa de Asterión, surgió la idea de hacer algunas recomendaciones de “manga clásico o esenciales del manga o algo así”. Me quedé con ese “algo así”. Voy a recomendar Cinco mangas viejos que me gustan. Seguro el mes pasado habría recomendado otros, y tal vez el mes que viene piense que debí incluir tal en vez de cual, pero son cinco joyas que considero merecen un poco más de nuestro cariño. Una selección en la que encontrarán Samuráis, demonios y piratas espaciales.

  1. El Lobo Solitario y su Cachorro de Goseki Kojima y Kazuo Koike

Empiezo con éste porque lo llevo en el corazón. Kozure Okami, título original en japonés, o Lone Wolf and Cub, como se conoce en el mercado anglosajón, escrito por Kazuo Koike e ilustrado por Goseki Kojima, dioses del Olimpo. Fue lanzado en Japón en el año 1970. Finalizando en 1976, luego de veintiocho volúmenes.

Ambientada a finales del periodo Edo, la historia nos presenta a Ogami Itto, un ronin que viaja con Daigoro, su hijo de tres años, por todo Japón ofreciendo sus servicios como asesino. En un principio, cada capítulo es una aventura autoconclusiva, donde nos dan un contexto cultural y político de la época, Itto acepta un trabajo, finalizando con los combates y masacres que tanto nos gustan. Pero a medida que avanza el relato nos vamos enterando poco a poco de cuál es la trama principal, de qué va la historia realmente. Por qué Itto siente ese deseo de venganza y por qué él y su hijo han sido obligados a dejar su vida entre la nobleza y han elegido el camino hacia el infierno.

Una historia romántica y solemne de honor y venganza, ninjas y samuráis, traiciones e intrigas palaciegas, al mejor estilo de Shakespeare o de George R.R. Martin, donde la sangre y los miembros cercenados contrastan con los bellos paisajes del Japón feudal y el amor de un padre y su hijo, que hace enternecer al corazón más duro.

Otras obras de los autores: Lady Snowblood, Samurai Executioner, Hanzo: el camino del asesino, Son Goku: el héroe de la ruta de la seda.

  1. COBRA de Buichi Terasawa

Vamos con un poco de jazz espacial… No hablo de Cowboy Bebop, sino de su posible precursor: Cobra the Space Pirate o Súper Agente Cobra como se le conoció por estos lados. Publicado entre 1978 y 1984 en la revista Shukan Shonen Jump, escrito y dibujado por Buichi Terasawa. Los lectores más veteranos saben de quién hablo.

En el siglo XXIV, Johnson, un tipo común, con una vida aburrida y con un notorio parecido a Jean Paul Belmondo, descubre que en realidad es Cobra, el legendario pirata del espacio, deseado por las mujeres y odiado por sus incontables enemigos. Cobra y Lady Armoroid, su copiloto robot y fiel amiga, recorren las galaxias en busca de aventuras y tesoros en su nave: La Tortuga. Enfrentando villanos, mutantes, robots malignos, monstruos y hasta un reino ambulante de espadas vivientes.

Terasawa comienza su historia con una clara, y hasta descarada, referencia a We Can Remember It for You Wholesale de Philip K. Dick, pero rápidamente se aleja de esta obra y se sumerge en su propio universo, nunca mejor dicho. Una ópera espacial plagada de referencias desde el Spaghetti Western, películas de James Bond, de samuráis, incluso hasta Star Wars.

Otras obras del autor: Kabuto, Goku Midnight Eye

  1. Devilman de Go Nagai

Uno satánico ahora. Publicado en cinco volúmenes que salieron de 1972 a 1973, escrito e ilustrado por el gran Go Nagai, quien nos cuenta la historia de Akira, un estudiante de secundaria tranquilo y un poco cobarde, que por intermediación de su misterioso amigo Ryo, se fusiona con el demonio Amón y se convierte en Devilman. Ahora con este poder infernal, Akira enfrenta a los demonios antiguos que quieren recuperar el control de la tierra.

Acabo de resumir unas cien páginas del primer volumen, el relato se toma su tiempo en explicar cómo funciona el mundo, los demonios y la relación entre Akira y Ryo. Pero Nagai siempre mantiene el interés del lector y lo recompensa muy bien. Devilman es un carnaval de terror, desnudos y violencia desmedida. Es una inyección de alguna droga alucinógena.

Ya nos acostumbramos a ver mucha más violencia y sexo en todos los medios narrativos, pero en los 70s Go Nagai era un tipo revolucionario y polémico al que le debemos mucho y siempre es bueno revisitarlo.  

Otras obras del autor: Violence Jack, Demon Lord Dante, MAZINGER Z ni más ni menos.

  1. Dororo de Osamu Tezuka

No puede faltar uno del “Dios del manga”. ¿Qué puede haber en este medio mejor que un relato de samuráis y monstruos escrito por Osamu Tezuka? Muy poco seguramente. Publicado en la revista Shukan Shonen Sunday entre 1967 y 1968, Dororo nos sitúa en el período Sengoku, una época en la que Japón se encontraba devastado debido a la guerra civil. El hambre y la miseria son el contexto de esta historia.

Hyakkimaru, un samurái vagabundo, viaja por todo Japón matando demonios, tratando de recuperar las cuarenta y ocho partes del cuerpo que le faltan, pues su padre las entregó como ofrenda a cuarenta y ocho demonios a cambio del poder sobre Japón. En el camino Hyakkimaru conoce a Dororo, un niño ladrón, que lo sigue con la excusa de robarle la katana, pero en realidad es porque también se siente solo. Este par emprende un viaje legendario viviendo aventuras, una más oscura que la anterior. Enfrentando demonios y criaturas malignas del folclor japonés.

Dororo es un relato triste y violento, pero con un gran sentido del humor, donde los personajes nos enseñan a valernos por nuestros propios medios y a valorarnos por lo que somos. (Vaya, vaya, salió reflexión). Además, nos damos cuenta de que no siempre se puede confiar en alguien a quien has ayudado. Hyakkimaru y Dororo son rechazados por “la gente de bien” y, en cambio, reciben la ayuda de los pobres y marginados (¿Dónde he visto esto antes?).

Sin duda, otra obra maestra del legendario Osamu Tezuka. Si a Nagai le debemos mucho, a Tezuka le debemos todo.

¿Hace falta mencionarlas? Bueno, otras obras del autor: Metrópolis, Adolf, Buddha, Phoenix, Black Jack, La Princesa Caballero, Kimba y, por supuesto, ASTRO BOY.

  1. Japan de Buronson y Kentaro Miura

Terminamos con rock ‘n’ roll. Un jefe yakuza de dos metros de altura, a ratos parece de cuatro, enamorado de una reportera, viaja de Japón a Barcelona donde ella se encuentra trabajando. Allí un terremoto abre una grieta en el suelo, en la que caen nuestros protagonistas y son transportados a un futuro post-apocalíptico tipo Mad Max donde se enteran que Japón ya no existe y los japoneses que han sobrevivido son unos refugiados muertos de hambre.

Así empieza Japan, la segunda colaboración de los titánicos Buronson y Kentaro Miura. Publicada originalmente en 1992 en la revista Young Animal. Buronson escribe una historia recopilada en un solo volumen, totalmente autoconclusiva, llena de acción y con un ritmo tan frenético que se puede leer en una sentada.

Esta obra surreal, extravagante y absurda (en el buen sentido), explora en ocho capítulos un mundo devastado por culpa de la misma raza humana (los japoneses especialmente). Esto no es nada nuevo, ni para el mismo Buronson, pero de una forma muy sencilla trabaja temas como el honor, el declive de la sociedad y el orgullo de ser japonés.

Para cerrar, lo mejor de este cómic es el arte de Kentaro Miura, fallecido recientemente. El dinamismo, el detalle y sobretodo la fuerza de esta obra no se volverá a repetir jamás. Una trompada de virtuosismo en la boca del estómago.

Miura sensei, gracias por todo.

Otras obras de los autores: Oh Roh de ambos, la increíble Hokuto no Ken de Buronson y de Miura, y por supuesto… BERSERK.

¿Sigues aquí todavía? ¡Corre a leer! 

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Hechicero milenario, maestro del Kung Fu oscuro y veterano de las guerras psíquicas. Entregado a las películas y los cómics.

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