Desde hace años han ido creciendo los proyectos políticos en Colombia que centran su trabajo en la importancia que tiene como herramienta de cambio todo el mundo audiovisual, situando, entre otras esferas, la idea de la importancia de la representación, así como el tipo de representación que se da en los medios sobre unas determinadas poblaciones y otras.

En ese sentido, uno de los elementos trascendentales para configurar y perpetuar el racismo ha sido la imagen, la construcción del otro a partir de cómo se les ha descrito e imaginado desde quienes controlaban las estructuras, instituciones y empresas de poder crear esos retratos. En un mundo donde lo audiovisual tiene más importancia y más potencialidad que nunca, este instrumento del propio sistema se vuelve a su vez una herramienta de confrontación. Así lo entienden quienes desde diferentes proyectos político-culturales vinculados al cine trabajan por erradicar ese racismo.

Sobre esto sabe, y mucho, Ramón Perea, con quien hemos tenido la oportunidad de conversar.

Pablo Muñoz. Pero antes de todo, ¿Quién es Ramón?

Ramón Perea. Es un hombre que nació en el departamento de Chocó y migró a Medellín a los 18 años. Llegar a la ciudad de Medellín le ayudó a fortalecer su identidad étnico racial y reafirmarse como un hombre negro-afrodescendiente. Desde ahí ha construido un proyecto de vida en relación con las poblaciones afro. Es un hombre que siempre le ha interesado trabajar para y con las poblaciones afrodescendientes. Hace parte de una familia conformada por sus padres y tres hermanos y una hermana menor. Y desde ahí ha construido su ser en relación con lo que es hoy como persona.

P. M. ¿Cómo surge Carabantú y que lleva a la creación del Festival Internacional de Cine Comunitario Afrodescendiente Kunta Kinte?

R. P. Surge principalmente de la mano de dos personas, Carlos Santos y Ramón Perea, que migraron a la ciudad de Medellín. Íbamos al parque San Antonio; lo visitábamos los sábados y domingos, es un lugar que visitan mucho las personas afro para distintas labores. Ahí pasan mucho las mujeres que laboran en el servicio doméstico y quienes laboran en la construcción. Y nosotros, en nuestro conversar con distintas personas, y también desde la realidad que vivíamos con personas cercanas, nos dimos cuenta de que ahí existía mucha vulneración de derechos y que la gente negra de Medellín entre 1997-1998, e igual hoy, vivía el racismo.

Nos dijimos que teníamos que empezar a tomar acción, y es así como nace Carabantú. Lo proyectamos, y lo hemos construido, como una organización antirracista que trabaja para desenmarañar, deconstruir y apostarle a una sociedad donde se viva sin racismo. Surge con este interés.

El Festival de Cine Kunta Kinte surge también de ese mismo interés. Primero, para dar cuenta de las voces y realidades de la gente negra desde la imagen, entendiendo que la imagen es poder, tiene un significado muy grande. Antes pasamos por varios momentos. En la ciudad venimos desde hace mas de 13 años trabajando en una estrategia: “el cine como herramienta etnoeducativa”. Comenzamos, básicamente, proyectando películas en distintos territorios periféricos de la ciudad donde veíamos que con el cine podíamos conseguir que la gente negra se viera reflejada, y que las historias se identificaran mucho con lo que ellos son, es decir, que no fueran historias contadas por los otros o representadas por los otros. Que los actores y las actrices fueran personas negras y que esas películas no fueran estereotipadas.

Es así como nace el FICA Kunta Kinte. Para ello, primero construimos unas muestras de cine con los hermanos indígenas que se llamó “Camina andando, espejo de nuestras raíces”. Después, pasamos a hacer nuestra muestra de cine afro que tenía el nombre de Kunta Kinte, en honor a Euclides Blandón, un líder desaparecido en los años 90’s cuando iba de Cali a Buenaventura. Él decía que había que llenar de contenido político la negrura. Y también en honor a Kunta Kinte, de la película “Raíces”, que su esclavizador siempre le quiso cambiar el nombre por Toby Waller y él nunca escuchó. En ese sentido, nosotros en Carabantú hacemos honor a estas dos posturas, y desde ahí hemos mantenido al festival que va para su séptima edición. El festival lo que hace es dignificar, desde la imagen, la memoria y la historia de los pueblos afrodescendientes en el mundo.

P.M. No es un secreto lo difícil que es conseguir apoyos y financiación para este tipo de proyectos. Sobre todo desde instituciones públicas. ¿A qué crees que se debe? ¿Poner sobre la mesa proyectos sociales y políticos como los tuyos que señalan directamente el racismo puede tener que ver con esas barreras?

R. P. La dificultad, en primera instancia, existe porque todavía no hay una conciencia clara desde el gobierno, y una apuesta clara, por los temas del racismo estructural. Entonces, los proyectos que se desarrollan sobre las comunidades afro, desde la institucionalidad, en su gran mayoría, son proyectos coyunturales que van a dos, tres o cuatro meses. Son proyectos que de esa manera no impactan de una forma real en las comunidades. Necesitamos que sean permanentes y que permitan tener unos recursos que con el tiempo se puedan medir los productos, y el impacto que tienen. Pero en cuatro meses no va a ser fácil dar cuenta de los cambios estructurales que tienen que ver con la población afro.

La apuesta tiene que ver con el racismo, todavía no hay una política clara de afrontar la situación de racismo desde la institucionalidad, es decir, que vaya a los temas profundos, que en el buen sentido de la palabra ataque las situaciones reales, estructurales.

P. M. ¿Cómo ha sido tu proceso interno en todo ese desarrollo?

R.P. Mi proceso interno ha sido formarme orgánicamente, políticamente, al interior del movimiento y realmente saber que este tipo de tareas hay que hacerlas porque si no se hacen, pasará el tiempo y las condiciones estructurales de la gente negra van a seguir siendo precarizadas. No nos podemos quedar quejándonos de lo que el gobierno no ha hecho: ¿Qué estamos haciendo desde las organizaciones, desde los movimientos diversos, para combatir esta situación? Entonces la apuesta es formarse, hacer parte de diferentes procesos organizativos a nivel local, regional e internacional, e ir construyendo redes que nos permitan tener un mayor impacto a nivel global.

P. M. ¿Con qué te quedas hasta ahora?

R.P. Hasta ahora me quedo con la construcción de ser un hombre afro que reconoce las múltiples diversidades que hay en la gente negra y las conexiones que hay con el mundo, pero que el mundo no está pensado solo desde la perspectiva étnico racial, y es necesario articular y hacer trabajos con otras personas que también crean que desde el arte podemos ir impactando y trabajando por el cambio social para buscar otros mundos posibles.

P. M. ¿Qué consideras que es, o debería ser, el cine antiracista?

R.P. Considero que el cine antirracista es el que apunta a dignificar a los pueblos negros en el mundo y que valora y reconoce ese aporte que han hecho. Un cine que muestra claramente cómo esas opresiones se han vivido frente a unos pueblos. Este cine antirracista muestra propuestas de un cine que glorifique a los descendientes de africanos y africanas. Ese sería el cine antirracista, y desde ahí le venimos apostando a que eso se de realmente en las comunidades, desde la imagen, frente a todos los estereotipos negativos, todas las verbalizaciones y representaciones que hay construidas de que las mujeres y hombres afro están ubicados en determinadas labores y que las representan a través de las grandes pantallas del cine y la televisión.

P. M. ¿Qué se ha logrado y qué queda en el camino?

R.P. Hoy hemos logrado gestar procesos para el país de experiencias de trabajo y estrategias como “el cine como herramienta etnoeducativa”. Hoy en el país venimos abanderando ese proceso que es la proyección de películas que dignifican a la gente negra en el mundo y que permiten abrir un espacio de formación de público. Hoy hemos podido crear el Consejo Audiovisual Afrocolombiano que es un consejo que se ocupa de que todos los actores, directores, actrices y gente negra que viene trabajando en el cine y la televisión, puedan apostarle a la construcción de un cine que reivindique y dignifique a la gente negra y que aporte a los movimientos sociales. Hoy podemos ser jurados de distintos espacios en el país y a nivel internacional sobre el cine de la gente negra en el mundo.

También hemos logrado posicionar y mantener en el Festival de Cine de Cartagena la muestra de cine afro que se ha creado como una forma oficial para todas las convocatorias del festival. Y así hemos logrado impactar en muchos espacios de la sociedad que nos permiten ir abriendo un panorama sobre la imagen de la gente negra para el mundo, entendiendo que la imagen es poder.

P. M. Tuvimos la oportunidad de escucharte en el pasado FICCI en Cartagena en un encuentro sobre la importancia de la cooperación sur-sur con los países del continente africano. ¿Qué te pareció el espacio y qué te quedaste con las ganas de decir?

R.P. Consideramos que el espacio y la conversación sur-sur es un espacio de dialogo que se debe mantener. Como lo dije antes, no puede ser coyuntural, es necesario que entre los africanos y africanas que tienen una conciencia de que en Colombia y los colombianos y afrodescendientes debemos tener una conexión con África, y viceversa, debemos hacer permanentes encuentros para saber qué se está haciendo en estos países y qué se está haciendo en Colombia y desde ahí mantener una relación de cooperación en el buen sentido de la palabra para trabajar acciones que tengan que ver con los temas de la gente negra en el mundo. Por poner un ejemplo, poder hacer películas de lo que llamo, no de coproducción sino de cooperación, en el sentido de que los hermanos africanos y los afrodescendientes colombianos deciden construir y empezar a trabajar para tener una mayor conciencia y desde ahí eliminar las barreras que nos ha puesto el mundo entre nosotros y que no nos dejan consolidar realmente un trabajo.

P. M. Creo que solo 3 películas africanas han ganado un Oscar. Actualmente hay más presencia de cine africano y cine afro en general (si podemos llamarlo así) en las plataformas mainstream como Netflix. ¿Debería ser una meta estar dentro de esas plataformas y/o ser parte de alguna forma del circuito industrial global?

R.P. Sí creemos que la gente afro debe estar en esos circuitos globales para permearnos con su la visión y posturas, que eso sea un común denominador en el mundo y que desde ahí también podamos ir impactando e ir irrumpiendo sobre los estereotipos e imaginarios que se tienen frente a la gente negra. Pero también ir mostrando esa identificación de la gente negra en el sentido de verlos en otras representaciones, en otras miradas y en otras voces. Que sean los protagonistas en toda esta industria global desde diferentes perspectivas.

P. M. La industria del cine sigue siendo una industria blanca desde los principales capitales de los que dependen, la mayoría de trabajadores y trabajadoras (no sólo actrices y actores), los enfoques hasta los propios contenidos. Todo ello bajo un fundamento capitalista de la mercantilización de cada producto. ¿Cuál sería una alternativa? ¿Existe o se está creando en el contexto de Colombia?

R.P. Creemos que una de las alternativas es que realmente la gente negra siga produciendo y siga creando sus propias empresas que tengan que ver con el cine desde lo autonómico y desde lo propio, sus propias productoras. Pero que tengan una conciencia también social, es decir, que entiendan que hay unas desventajas y unas situaciones que como gente negra debemos trabajar en diferentes campos como este de la industria del cine y desde ahí apoyar todas las iniciativas y trabajos que se vengan desarrollando.

En Colombia está la creación del Consejo Audiovisual Afrodescendiente Wi da Monikongo que es una experiencia que nos puede permitir avanzar. Crear el Consejo y empezar a tener conexiones con otros países donde se esté produciendo cine y se esté pensando sobre el cine, pero también con su relación con lo comunitario. Creemos que desde ahí podemos empezar a avanzar. Y siempre pensando que los proyectos que tienen que ver con la gente negra deben ser producidos, pensados, construidos y dirigidos por la misma gente negra.

P. M. ¿Tienes algún nuevo proyecto desarrollándose o en mente?

R.P. El proyecto que hoy tenemos pensado, es el de continuar haciendo producciones audiovisuales, cortometrajes y, en este caso, una producción audiovisual que tenga que ver con las mujeres empleadas negras del servicio doméstico en Colombia. Ese sería nuestro próximo trabajo audiovisual que de cuenta de ese panorama y esa realidad.

El proyecto que continúa, y se mantiene, es el de fotografía y video con niños y niñas afro en Medellín. Pero es un proyecto que se requiere en todo el país. Irradiar al país de los festivales de cine para que desde ahí se propicie que se dignifique a la gente negra en la televisión.

P. M. Para ir terminando, ¿qué guion o qué historia sigues echando de menos en las pantallas?

R.P. Mostrar mucho más los liderazgos afro a nivel mundial para que esto vaya contrarrestando esta situación de racismo, de prejuicios, de desesperanza. Que vean desde la imagen una proyección que les va a permitir seguir teniendo unos referentes. Ese es un compromiso. Como por ejemplo las películas sobre las Panteras Negras.

Cartel de la 6ta edición del FICA Kunta Kinte.

P. M. Recomiéndanos 3 películas.

R.P. Entre las tres películas que podemos recomendar y que consideramos que son importantes para la construcción de nuestro trabajo, y que tiene que ver con la infancia y las voces de niños y jóvenes, está una película muy importante: “Kirikou y la hechicera”. Creemos muy importante que hayan películas que reflejen la visión y la construcción de niños y niñas afro, y que no sean solo un referente para la gente negra.

Otra que creemos que puede ser importante, es el cortometraje, que nosotros producimos, que se llama “Diego Luis Córdoba”. Es un cortometraje desarrollado en la Comuna 4 que pone en discusión y diálogo quién fue Diego Luis Córdoba para el país. Otro cortometraje que nosotros producimos fue “3 caminos”, producido el año pasado (en el 2021), y es la historia de tres líderes y lideresas de Medellín de la Comuna Belén Altavista. Creo que son 3 historias que son necesarias conocerlas.

Otra película que puede ser importante para dar relevancia a los temas de género es “La Noire de…” que desarrolla la vida de una mujer senegalesa empleada del servicio doméstico que va a trabajar a Francia.

Para terminar, está la película “Sementes” (Semillas) que es una película brasileña que se produjo el año pasado y cuenta cómo las mujeres negras y diversas de Brasil han tomado el poder y están construyendo, y repensándose, el tema de la política electoral y los movimientos sociales.

P. M. Y, para terminar, ¿qué puedes avanzar de la nueva edición que se celebrará este año en septiembre del Festival Kunta Kinte?

R.P. Para este año estamos mirando, aunque no hemos conseguido los recursos, pero, como es un proceso, si que consideramos pertinente y vamos a hacer los talleres de fotografía y video porque eso nos ancla en todo el trabajo social y comunitario que es el trabajo más importante para nosotros, y que es una apuesta estructural continua con niños, niñas y jóvenes para que ellos produzcan sus cortometrajes. Este año el tema será trabajar en la construcción del desarrollo y acción de las actividades que tengan que ver con los talleres en las formas de habitar el territorio.

«El Festival Internacional de Cine Comunitario Afro «Kunta Kinte» (FICCA «K. K.») es el evento cumbre de un proceso de formación político y audiovisual que realiza todos los años la Corporación Afrocolombiana de Desarrollo Social y Cultural «CARABANTÚ» con niñas, niños, adolescentes y jóvenes (NNAJ) de la ciudad de Medellín.

El Festival es el resultado de cuatro ediciones anteriores de la “Muestra de Cine y Video Etnoeducativo Afro Kunta Kinte” con el cual se propone dar continuidad al proceso desde la modalidad de Festival iniciado en el año 2016. Este proyecto es una herramienta etnoeducativa que busca rescatar los valores, las riquezas y la diversidad de los pueblos afrodescendientes».

Tomado de: https://medellin.renacientes.net/ficca/
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Licenciado en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Relaciones Internacionales y Estudios Africanos por la Universidad Autónoma de Madrid. Escribe regularmente en el periódico español El Salto. Sí es un problema de racismo (2018), publicado por la Editorial Diwan Mayrit, es su primera obra. Vive en Cartagena, Colombia.

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