Nigeria, que en su pasado fue cuna de reinos e imperios, a pesar de ser una de las grandes potencias del continente africano, y el país que más crece poblacionalmente del mundo, es un completo desconocido para la amplia mayoría fuera de África. Cada vez vemos más películas de Nigeria, cada vez escuchamos más su música y cada vez más leemos a Nigeria; aún así seguimos sin saber, y sin entender, la trascendencia de uno de los principales exportadores de petróleo del mundo. Pero Nigeria es mucho más que todo eso.

Retomamos, de la mano de la artivista Quinndy Akeju, nuestro repaso por la actualidad de algunos países africanos. Porque las relaciones entre Colombia y el continente deben partir del conocimiento mutuo. El lenguaje panafricanista desde esta parte del Atlántico no es posible sin entender lo que acontece al otro lado. Sigamos con ese proceso.

¿Quién es Quinndy Akeju?

Yo me definiría como una mujer africana, de origen nigeriano, que ha nacido y crecido en la diáspora, en el Estado español. Mis pronombres son ella/la. Me gusta mucho el arte, sobre todo bailando. No solo como terapia, sino como forma de reivindicar, en este caso, ligado con activismo panafricanista. Esa intersección es lo que ahora llaman artivismo. Me gusta mucho leer y aprender. Mis dos centros vitales son los cuidados, el amor, y aparte de eso trabajo en varias iniciativas con el objetivo de crear una mirada antirracista, panafricanista y afrofeministas.

Una de las iniciativas en la que soy cofundadora y comunicadora es Afrocolectiva, que es un medio de comunicación. También hace unos años Afrosesión, que es un proyecto que pone las historias y las culturas de los diferentes países africanos en el centro. También soy parte de Follow the Party, un colectivo que desde el 2008 visibiliza las culturas y la música, sobre todo la música negra.

A parte, soy enfermera de profesión. Enfermera-investigadora. Investigo muchísimo sobre intersección de raza, género y salud.  También disfruto mucho estar con mi familia: soy hija, hermana y amiga.

Quinndy Akeju

Las pasadas elecciones en Nigeria estuvieron moviditas. Llegaban tras el mandato de Muhammadu Buhari. ¿Cuál es tu opinión de los años en los que Buhari ha estado como presidente? ¿Y cuál es la Nigeria que deja al futuro mandato?

Primero, creo que es importante aquí también resaltar que yo todo lo que digo, todo lo que sé sobre el continente, es desde la diáspora. Soy nacida en la diáspora, he crecido en la diáspora y todo lo que analizo es también desde esa posición de diáspora.

Buhari pertenece al APC, que es el Congreso de Todos los Progresista. Se traduce en que es un partido tradicional en el escenario político nigeriano, que históricamente ha sido bipartidista. Es un partido que ha sido señalado por corrupción a lo largo de los años y de mala gestión de fondos públicos. Buhari no ha sido una excepción, por desgracia. Pero creo que también es legítimo decir que han hecho políticas beneficiosas para el país, no todo es corrupción y desastre. Por ejemplo, ha promovido políticas de justicia para reparar históricamente distintos aspectos de la historia de Nigeria. Han hecho leyes para promover lenguas autóctonas en vez de la lengua colonial, que es el inglés. También, la última noticia que conmovió a Europa era que promovían a través de las políticas el talento nacional en los anuncios frente a los que siempre se acostumbra a ver, que eran, principalmente, británicos blancos, lo que es totalmente ridículo en un país de mayoría negra y nigeriana. Además, mejoró bastante en política exterior para con sus ciudadanos en la diáspora, y a nivel continental ha reforzado relaciones con muchos países circundantes como Camerún. Pero, definitivamente, poniéndolo en una balanza, no es suficiente porque hay una creciente falta de seguridad en el país y obviamente la corrupción es inmensa.

Un país en el que la población ahora mismo está tomando conciencia, que igual la llevan tomando desde hace tiempo, pero desde la diáspora percibo que está creciendo. Quizás se debe al aumento de denuncia a través de las diferentes vías digitales. Se nota que hay como un aumento de la conciencia de la corrupción, y de que no es justo para la población, y que obviamente hay que denunciar que durante el mandato de Buhari se dio uno de los movimientos sociales que más repercusión ha tenido en todo el mundo, el movimiento End SARS. Las protestas empezaron públicamente en 2017, pero no fue hasta 2020 que se dieron grandes manifestaciones en el que fue un movimiento social contra la brutalidad policial.

Había un grupo antidrogas que se llamaba SARS que tenía un largo historial de abusos, sobre todo contra gente joven a quienes robaban y empleaban esa violencia legitimada por el Estado. Al final son gente autorizada por el Estado para emplear la violencia y atentar contra su ciudadanía por lo que empezaron las protestas del 2020. Hubo millones de tweets y a nivel internacional muchísimas personas se solidarizaron con el pueblo nigeriano y el movimiento obviamente creció con una crítica directa a Buhari. Desde la diáspora repercutió un montón y simpatizamos con la situación.

Es importante también recalcar que Nigeria es una potencia económica, es el pulmón económico de África. Tiene unos recursos que son vitales para el funcionamiento de muchas sociedades, principalmente las occidentales. Sobre todo, en materia de petróleo y gas es uno de los mayores productores. Aparte, es el país más poblado de África con más de 200 millones de habitantes.

En definitiva, su mandato [Muhammadu Buhari] dejó mucho que desear porque la gente ya tenía varias exigencias por haber estado en el poder anteriormente que al final resultaron con no cumplirse.

Protestas en Nigeria

Llegaron las elecciones, dieron como ganador a Bola Tinibu con una polémica inmensa, con varias denuncias por manipulación. ¿Nos puedes contar un poquito qué pasó y cómo se resolvió?

Más de 93 millones de ciudadanos nigerianos ejercieron su derecho al voto.  Habían expectativas sobre quién tenía probabilidades de ganar y quien no. El gobierno nigeriano ha sido tradicionalmente bipartidista, aunque hubiera otros partidos. Los principales candidatos a la presidencia de Nigeria en este caso eran Bola Tinibu del partido que ya gobernaba, el APC, y luego estaba Atiku Abubakar que era del del principal opositor, el PDP, que es el Partido Democrático Popular. Además, estaba Peter Obi del Partido Laborista y Rabi’u Musa Kwankwaso que es del NNPP, que se traduce como el Nuevo Partido lo de los Pueblos de Nigeria.

Mucha gente esperaba que Peter Obi ganara, pero también había muchos pensando que Bola podía ganar, pero no era seguro por todas las decepciones y críticas ya señaladas al partido. A raíz de los movimientos que ha habido socialmente, y denuncias sobre diferentes situaciones, se nota que en Nigeria hay unas ganas increíbles por el cambio. Hay muchas cosas que están siendo mal gestionadas.

Aquellos partidos que sostienen ese sistema a costa del Estado y del esfuerzo de la sociedad civil, a costa de sus derechos, de su dinero y todos los recursos, intentan por todas las vías posibles mantener el poder. Es lo que ha pasado con el APC, usando todas las herramientas a su alcance para lograrlo. En las elecciones generales se han visto muchos casos de extorsión, corrupción, incluso usando dinero para crear bulos, pagando a ciertos líderes sociales e influencers, y usando todas las vías posibles para para mantenerse ahí, y conservar el poder. Por supuesto, esto no es algo que solo ocurra en Nigeria, ocurre en todas partes de manera contextual.

Durante las elecciones la población nigeriana se ha mantenido muy unida gracias a las redes sociales. Incluso, contaban los votos en cada ciudad frente a una cámara o directos en distintas redes sociales. Se vieron en muchos sitios casos de corrupción en el sentido de que había policías que se llevaban los votos de la nada o había personas que simplemente, porque les daba rabia que no se votaba a aquella persona que a ella le gustaría, destrozaban las urnas. Se vieron varias situaciones que impedían que se llevara a cabo unas votaciones totalmente democráticas.

Bola Tinibu

¿Al final, quién ha terminado siendo el nuevo presidente?

A ver, hubo un momento en el había mucha tensión porque estaba cerca entre Tinibu y Peter Obi. Finalmente fue elegido el presidente Tinibu, un hombre de 70 años que pertenece al partido APC, que tiene acusaciones de corrupción y, además, dicen que tiene mala salud. Ante esto y ante las pruebas objetivas que se veían en los vídeos y en medios de comunicación locales en Nigeria, el Partido Laborista de Peter Obi hizo un llamamiento para que se cancelaran las elecciones. En fin, un montón de situaciones que llevó al Partido Laborista a llamar a la cancelación de esas elecciones porque las consideraban imprudentes y manipuladas. Posteriormente, incluso lo llevaron al juzgado para ver si mediante la vía judicial se podían hacer otras elecciones, llamar a que se votara de nuevo o simplemente recontar los votos. Esto fue sin éxito y, al final, quien ha ganado las elecciones fue Tinibu, pero con un gran sentimiento de que no fue justo.

La figura de Peter Obi, que nos has mencionado, cogió mucha importancia, e incluso llegó a medios internacionales en España, que llegaron a sacar algún reportaje sobre él. ¿Quién es Peter Obi y qué representaba?

Peter Obi es un hombre nigeriano de 61 años de quien la gente espera, y creo que es lo más importante, que tenga propuestas diferentes que rompan con el sistema bipartidista de Nigeria, que lleva ahí desde el final del del Gobierno militar en el 99.

Entonces el PDP y el APC son los dos partidos que han estado siempre en el poder, alternándose. Obi es como que reencarnarse ese espíritu del cambio que ha estado gritando el pueblo nigeriano durante años. Y, a pesar de que es un hombre de negocios, que es rico, que quizás gran parte de la población nigeriana tampoco se siente representado por quien es personalmente, tiene propuestas para Nigeria que son buenas para llevar al país a una posición más justa. Son propuestas principalmente panafricanistas y que también abogan por hacer justicia para las personas nigerianas. Fue, por así decirlo, el candidato principal de la gente joven y el que más apoyo tuvo en redes sociales. Nigeria es el país con más población del continente, también es el que más crece del mundo, con lo cual tiene un nivel de población joven brutal.

¿Qué se espera del papel de la juventud y de los movimientos juveniles en la política y en el devenir del país más allá de este caso de Peter Obi?

Creo que las riendas de Nigeria reposan sobre su juventud, que al final, está sedienta de justicia y es incansable. No van a parar, y no vamos a parar tampoco desde la diáspora, hasta ver a esa Nigeria que merece justicia. Obviamente, ahora con una juventud más despierta, estamos viendo cómo se ponen en el centro también todos estos debates que son panafricanistas: que se acabe con el expolio, por ejemplo, del aceite y del gas, que no debemos olvidar que también tiene graves repercusiones en la población local a la que se desplaza de ciertos lugares de Nigeria o incluso a que contribuye a la crisis climática.

A quienes afecta principalmente también esto es a las mujeres. Algo curioso es que solo una mujer ha ocupado uno de los cuatro puestos principales del Gobierno en Nigeria desde 1960, desde que obtuvo su independencia. Y en estas elecciones las tasas de representación de mujeres han sido bajísimas.  Solamente ha habido un 5% de legisladores federales mujeres, el resto todos hombres. Hay que mejorar la representación de mujeres en el panorama político.

Fela Kuti

¿Qué lugar ocupan las mujeres en esos movimientos sociopolíticos juveniles?

Casi todos los movimientos sociales son percibidos como una amenaza por el gobierno. Hay una criminalización muy fuerte hacia las manifestaciones y hacia las protestas. A pesar de que la mayoría son hombres se dan situaciones muy violentas; para la mujer es mucho más difícil. El lugar de la protesta muchas veces tampoco se da saliendo a la calle, sino yendo a lugares más seguros.

El afrofeminismo en la sociedad nigeriana es un tema que poco a poco se está centrando, no podemos decir que es un tema central ahora mismo, porque no lo es, pero se está centrando poco a poco, por el trabajo de muchas mujeres que han estado construyendo la sociedad. Uno de los principales detonantes, de que se empezara a poner la vida y la lucha de las mujeres en el centro, lo encontramos en la madre de Fela Kuti que tomó una posición súper relevante en los afrofeminismos a nivel continental, pero sobre todo en Nigeria porque creó la primera fundación de mujeres organizadas en Nigeria y que se la ha reconocido también por su revolución anti patriarcal, que era también anticolonial. La mayoría de los movimientos de mujeres en África son anticoloniales. El gobierno, usando su fuerza militar, la tiró por un balcón matándola y eso revolucionó la sociedad nigeriana. Otro de los movimientos también más reconocidos fue el de las mujeres Igbo.

Hay varios ejemplos que muestran cómo Nigeria se va moviendo históricamente hacia el cambio de una sociedad más feminista. Todavía queda mucho trabajo que hacer, pero yo confío en que poco a poco se vaya logrando.

Viendo todo el trabajo que hiciste durante las elecciones en las redes sociales de informar, contextualizar y hacer el seguimiento de lo que pasaba allí, mí pregunta un poco sería doble: ¿Qué te empujó a hacer eso y por qué no se nos informa en los medios de lo que pasa en una de las principales potencias del continente africano?

Yo estoy muy conectada a la actualidad política nigeriana. Desde que tengo conciencia política me ha gustado ver la actualidad política en el continente africano, y si es en Nigeria, pues, con más entusiasmo por la posición geopolítica que tiene.  En realidad, no quería haberlo hecho, pero precisamente por esa falta de información y, además, que ya no solo es que no hubiera información, sino que cuando la había era totalmente simplista, desde una posición muy paternalista, obviando que hay lobbies energéticos occidentales, europeos, muy interesados en lo que está pasando, que ejercen su poder para llevar el escenario político a su interés.

Podemos decir que es el partido con el Congreso Progresista quien ha satisfecho los intereses de estos lobbies durante muchos años, entonces hay como muchas aristas que se obvian desde ese análisis simplista. De nuevo, caemos en simplificar lo que está pasando en un país y que además tiene una realidad muy compleja. Entonces, desde lo que yo sé, desde mi conocimiento y las investigaciones, al seguir la actualidad política que llevaba haciendo desde hace años, empecé a informar casi todos los días, a cada momento. Mi principal interés era ese, informar correctamente, dejando de lado el análisis simplista.

Y por qué no se habla, es una buena pregunta. Para España, Nigeria es vital, sobre todo, después de que se desestabilizan las relaciones con Argelia. Hay un interés a nivel de recursos, sin embargo, en los medios de comunicación no se ve nada sobre las elecciones. Creo que, en general, hay desinterés porque sobre el continente no nos cuentan y cuando nos cuentan, es lejos de la realidad. Se nos cuenta que África es un continente sumiso, dependiente y nada bueno sale de allí. Esta narrativa negativa es bastante intencional. Toda información genera opinión pública. Mostrar un pueblo unido para el cambio, muchas veces no es compatible para el mantenimiento del confort de Europa, pero mucho menos es compatible para aquellos medios que están financiados por empresas, o partidos políticos que están alineados con empresas, que tienen intereses extractivistas en Nigeria.

Entonces, creo que principalmente es eso, el desinterés. Ya está, decimos que ha ganado un partido corrupto y ya, siguiendo de nuevo con la imagen y el imaginario que se ha creado sobre Nigeria, y sobre el continente en general, desde el análisis simplista.

Para terminar, es innegable que hoy Nigeria no es solo una potencia económica en el continente, sino también a nivel cultural. Nollywood es la industria más potente que más películas genera en el mundo, cada vez más presente en plataformas de streaming como en Netflix. La música de Nigeria cada vez llega más y la literatura está en un momento muy alto, cuentan con la que posiblemente es la más famosa escritora africana de los últimos años, con Chimamanda. ¿Entendiendo este contexto, cuál es la relación que podemos encontrar entre la cultura y la política en el país?

Es una pregunta brutal, porque creo que desde tiempos inmemorables las formas de arte han sido un canal que hace que sea fácil reivindicar desde allí, y es muy fácil acceder para la población a ese tipo de reivindicaciones, pero, a la vez, el arte es lo más fácil de despolitizar. En Nigeria está la industria cinematográfica y en la industria musical en la que también es una potencia en todo el continente africano y en la diáspora. Creo que esa unión entre el devenir político y económico de Nigeria y el arte, es también fundamental para entender la esencia cultural que tiene.

Uno de los grandes referentes en Nigeria es Fela Kuti, que era músico, director de orquesta, compositor, pero también era activista político y era panafricanista. Su música, el Afrobeat que es un género musical nigeriano, la usaba como herramienta para denunciar muchas veces la colonización y la corrupción gubernamental, aparte de generar también conciencia espiritual.

Muchas de las representaciones que hay a nivel artístico y que están saliendo de Nigeria, también toman en cuenta esta referencia; el hacer desde el arte la revolución, la educación anticolonial, antipatriarcal, panafricanista; juega un papel fundamental en el devenir del continente y, sin duda, aquí en la diáspora, porque lo primero que llega, antes que la actualidad política, es el arte. A raíz del arte también podemos explorar la realidad de Nigeria y eso, obviamente, tiene mucha repercusión en la posición que tomemos.

Por eso, en la política del país hay muchísimo interés en el gobierno nigeriano de controlar lo que sucede con los artistas de las diferentes ramas porque saben que hay un poder en el arte que repercute también en cómo se ve Nigeria, y en qué información sale de Nigeria.  Esa relación estrecha de la cultura y la política, va a determinar también en la evolución del país.

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Licenciado en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Relaciones Internacionales y Estudios Africanos por la Universidad Autónoma de Madrid. Escribe regularmente en el periódico español El Salto. Sí es un problema de racismo (2018), publicado por la Editorial Diwan Mayrit, es su primera obra. Vive en Cartagena, Colombia.

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