La vi partir.

Tomó el camino de diez ocasos a la izquierda,

ciega corriendo tras la incertidumbre de su desgastada existencia.

Al borde de su adiós:

las incesantes presencias meditabundas de su olvido.

                       Tenue.

                                        Profundo.

 

La vi partir.

Como se mira un ave en primer vuelo.

Esperanza: de que sus cortas alas le impidieran alejarse.

Certeza: de que su andar siempre seguro le daría un lugar lejos de mí en el universo.

 

Aún la veo partiendo.

La observo irse con la noche, abrazada a una estrella moribunda,

y pienso en su partida como un fin infinito,

que tiene lugar repetidamente en algún lugar detrás de mis ojos.

 

La vi partir.

Sin un adiós,

me despido noche a noche,

                                               desde este no-lugar.


Rolda Da Silva.

Fotografías de portada y contenido tomadas del trabajo de Noell Oszvald.

 

 

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