Un libro no puede detener una bala, pero una niña que lee tiene posibilidades de no convertirse en una buchona (estereotipo femenino amante de un narcotraficante); ser víctima del acoso en redes sociales; una títere de los concursos de belleza o un cuerpo sin vida, con huellas de tortura o el tiro de gracia en la sien, encontrado en una fosa clandestina… les dicen N.N.

N. N. se refiere a las siglas para «No Nombre», usados en los expedientes de víctimas de crimen de los que no se identifica la identidad en el contexto de la Agencia X, a donde llega Violeta Rojo, personaje de la Escritora Macaria España quien nos comentará sobre su más reciente novela: N.N.

En lo que va del 2023 se han registrado 3 mil 926 personas desaparecidas y no localizadas en México, según datos del Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas.

Gracias a las estadísticas sabemos que hubo un año en que en Sinaloa había 6.57 homicidios diarios (2010) y que ahora hay 1.58 (2023) Hoy son 2.81 diarias.

Según el registro oficial del RNPDNO, en Sinaloa hay, al menos, 5 mil 584 personas desaparecidas. Desde 2018 el promedio anual es de 465. Solamente de enero a julio de 2023 van 260, lo que representa un incremento de 30 por ciento con respecto al mismo periodo de 2022. Pero la Fiscalía estatal tiene otros datos, pues de enero a mayo registró 425 denuncias, de las cuales 283 permanecen todavía como desaparecidas y no localizadas.

CONTEXTO DE MÉXICO PARA LOS LECTORES COLOMBIANOS

Más de 126 millones de personas pueblan México, tan solo 3.1 millones viven en Sinaloa. Hace 17 años, vivir aquí sonaba a condena. Culiacán era una ciudad fallida con tasas de homicidio de un país en guerra. En el 2006 Mazatlán era una selva sin ley, entre sombras del narco y la guerrilla.

La desigualdad permanece mientras florece un turismo y unas clases acomodadas que moldean un nuevo perfil de la capital sinaloense.

La procuración de justicia en México es similar a los votos de un monje: pobreza y castidad. Nulas posibilidades para encontrar a un individuo privado de su libertad e inmaculados quienes destrozan la felicidad de una familia. ¿Y la virginidad sacramental? Alguien la violó.

Esa frustración, aquella sensación de amargura que les dejaba hiel en los labios, desesperaba a los dolientes todavía más.

Hablan con rencor. Desde el día en que murió su hijo, padre, hermano, sobrina o tío, no pueden ver a un policía sin sentir que el estómago se les contrae de asco. No le tiembla la voz cuando asegura que en el caso de su familiar desaparecido hubo complicidad policíaca.


¿Qué papel juega la esperanza en N.N.?

Como dice el dicho, “la esperanza es lo último que muere” y creo que en N.N. se puede constatar esto. Puede ser, en un sentido, el motor de la historia.

¿Qué significa el policiaco y el género negro en América Latina? ¿N.N es una novela política, una refundación del realismo?

El género negro ahora parecería ser literatura realista. Pero creo que se ha establecido un canon latinoamericano, muy peculiar. Hay cabida para un amplio matiz de panoramas que juegan con los límites del policiaco. N.N. es una novela sobre todo de respuesta a lo que sucede en nuestro país.

Después de dos entregas, ¿cómo ha cambiado Macaria España? ¿Quién es la agente Violeta para ti?

No creo haber cambiado, más bien, en lo literario, trato de abordar de una manera más efectiva las historias que quiero contar desde el noir. La agente Violeta se ha convertido en una mujer icónica, como una especie de confidente a quien le puedo contar algo mientras ella se toma una copa de vino tinto y se fuma un Dunhill.

¿La herida del pasado político a sangre fría sigue abierta en México? ¿Cuál crees que es tu herencia para los lectores en la sociedad actual a través de tus letras?

Hay heridas que nunca terminan de sanar porque están llenas de pus, eso es lo que creo sucede en México. Lo que quiero dejar a los lectores es una literatura no hegemónica, que puedan encontrar unas historias que tal vez no son lo que se vende ni lo que ocupa el primer lugar de los más leídos, pero sí es algo escrito muy honestamente, sin tantas pretensiones, pero quiero contarles algo que les puede interesar.

Gioconda Belli y Sergio Ramírez, escritores nicaragüenses, tuvieron que exiliarse por segunda vez de su país a causa del gobierno de Daniel Ortega, de quien Ramírez fue vicepresidente hace tres décadas. ¿Crees que algo así suceda en México debido a la intolerancia del gobierno actual?

No, en este momento yo creo que es cuando más puedes hablar libremente, hay muchos ojos viendo todo. Ya no es tan fácil callar a la gente.

La soledad es uno de los temas que te han acompañado a lo largo de tus libros, ¿consideras que pese a estar más conectados en realidad estamos más solos?

Esa es una de las paradojas de la actualidad. Tal como lo mencionas, se tiene mayor conexión, pero menos compañía.

¿Escribes cuento? ¿Cómo te llevas con las formas breves?

Me gusta mucho el cuento, es un género que me permite expresar las cosas en un destello. Por eso mis novelas no son tan largas, quiero ser como un cerillazo que prende un bidón de gasolina.

¿Qué consejos puedes dar para aquellos que están en difíciles contextos sociales, que quieren escribir y no se animan a expresar sus miradas, sus realidades, sus mundos?

Que escriban, que es necesario conocer la mayor cantidad de voces, de formas. Si no quieren escribir formalmente, está bien, pero que agarren una libreta y vayan escribiendo lo que quieren, como una bitácora, y después si se animan a buscar ir más allá, tendrán algo de soporte.

¿De qué está hecha Macaria España, literariamente?

De mucho Rulfo y Kundera. Últimamente, algo de Mario Mendoza.

¿De dónde proviene el peso de la oralidad en tu uso del lenguaje?

De haber estado mucho tiempo en el medio en que se desarrollan mis historias, trato de ser lo más natural en ese sentido.

¿Hay historias que no has podido contar?

Hay algunas que siguen esperando el momento idóneo para salir.

Las calles y plazas mexicanas siguen abarrotadas de personas que exigen al Estado la reaparición de sus familiares y amigos. ¿Podemos decir que en México la desaparición forzada es una política de Estado?

Actualmente, no creo que sea una política de Estado. Lo fue en el 68 y antes de eso. Lo fue con Calderón.

¿Por qué la gente no denuncia las desapariciones?

Porque sabe que el sistema no está de su parte, tiene todo para perder, por eso cada denuncia es un logro.

¿Cuáles son los impactos en familiares de las personas desaparecidas?

Se les destroza la vida a toda la familia, a los amigos, a la sociedad en general. Es algo que rompe la realidad como la conocemos. Y eso lo podemos sentir en nuestra vida cotidiana, que poco a poco ha ido cambiando y dejamos de hacer cosas que antes nos gustaba, por miedo. Como salir de noche, hablar con extraños, contestar llamadas de números que no conocemos. Nos convertimos en paranoicos.


SINOPSIS DE LA NOVELA

En una pequeña ciudad del país, existen varios cuerpos en la morgue que no pueden ser identificados. La detective Violeta Rojo llegará a la Agencia X y será la encargada de resolver uno a uno estos casos en los cuales la corrupción está íntimamente ligada, por lo que la misión de devolverles el nombre y la dignidad a los fallecidos será toda una batalla contra el sistema. Este es un spin off de su primer libro «Banana Street».

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[Mazatlán, México] Es escritor, periodista, ensayista y promotor cultural. Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de Sinaloa, Máster de Literatura Mexicana Contemporáneo por la Universidad Autónoma Metropolitana. Escribe para la revista El Caimán Barbudo de La Habana, Cuba.

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