José Olano, es un artista contemporáneo nacido en 1985, si bien está radicado en Cartagena, y en gran medida su actividad se concentra en esta ciudad, ha recorrido con su obra distintos lugares del mundo. Es evidente que su trabajo está atravesado por una serie de reflexiones en torno a la noción de equilibrio, y por contrapartida, a la de colapso o desequilibrio. En 2019 fue ganador de la Beca Allan Hennings & Francesca Bellini de la Fundación FLORA ars + natura, y ha realizado muestras en Nueva York, Lima, Ciudad de Panamá, entre otras ciudades.

Actualmente está exponiendo una de sus últimas obras en el baluarte de Santa Catalina, en el centro histórico. La obra es de entrada libre y recibe el título de Dulce hogar. 

Dulce Hogar

El año pasado tu obra Desequilibrio en Bazurto fue seleccionada como una de las ganadores de la convocatoria Impulso 2022 del Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena. ¿En qué consistió ese proyecto?

El proyecto Desequilibrio en Bazurto terminó titulado La marea de Bazurto, es un proyecto de investigación en el mercado. Escogí ese lugar porque allí confluyen una cantidad de fuerzas… positivas y negativas, de todo tipo. Es un muy complejo que parece que estuviera al borde del desequilibrio. Tuve dos líneas de acercamiento. Una fue ir en busca de lugares que me llamaran la atención por alguna situación que se presentará en particular. Escogí tres sitios. Uno fue en el muelle por donde llegan las mercancías, donde hay una cantidad de aves diferentes: goleros, gavilanes, gaviotas, garzas, mariamulatas. Ahí los vendedores de pescado les tiran las tripas y los restos que sobran de la preparación y se hacen arrumes de aves que están siempre a la espera de algo de alimento. Lo que quise fue buscar una manera de involucrar las aves en una acción. Entonces, yo tenía un objeto, este objeto tenía vísceras de pescado, lo que quería era que las aves vinieran a posarse sobre el objeto y así de cierta forma sostenerlas.

Por otro lado, tenía que conversar con los trabajadores que llevan tiempo habitando el lugar, cuestionarlos sobre cómo sienten ellos el equilibrio, cuáles son las cargas que deben soportar en su día a día y cuáles son las estrategías que encuentran para perdurar en el espacio. Al final de estas charlas les pedía que hicieran un ejercicio práctico con los mismos materiales de trabajo.

Así fue ese proceso en el cual me demoré como dos meses. Un tiempo de planeación, un tiempo de ejecución y edición, que culminaron en dos socializaciones. Una en el mercado para que los mismos trabajadores vieran el resultado de este proceso y otra socialización en el centro histórico para llegar a dos públicos diferentes.     

Cuando se realiza un proyecto artístico en el mercado la sensación es de estar abrumado. Creo que, en general, eso es lo que uno siente cuando va al mercado. Hay mucha información sensorial e intelectual, de todo tipo. Lo que más disfruté de la interacción con la gente fueron las entrevistas. Muchos venían a vendernos sus productos y aprovechamos ese momento de contacto para cuestionarlos e iniciar un diálogo que nos llevaba por ramificaciones diferentes. Nos permitía llegar a espectros más poéticos donde nos hacían analogías de cómo ellos se sentían a veces como peces en un charco o en una laguna.

¿Cómo incorporas lo poético en tu trabajo, cuál es el papel qué juega la poesía en tus proyectos artísticos?

Como artista, además como persona, siento que mi labor y mi trabajo es cuestionar, generar dudas, más que señalar o denunciar. En este proyecto hay muchas realidades que están visibles a través de las imágenes, pero no quería decir lo evidente. Por eso me gusta llegar a lo poético, porque allí está una de las herramientas más poderosas que tiene el arte. Situarse en otro plano, no en el plano directo de la realidad donde decimos lo que queremos o lo que sentimos, sino en uno un poco más abstracto, que nos permita hacer otro tipo de relaciones y conexiones. 

Tú actual proyecto artístico titulado Dulce Hogar resultó ganador de la beca Túnel de escape del Ministerio de Cultura y la Escuela Taller Cartagena (Etcar). Háblanos un poco de este trabajo.

Esta exposición que se llama Dulce hogar usa también el equilibrio o el desequilibrio, pero para hablar de la arquitectura y de los hábitats.  Hay tres espacios que me interesan porque hablan de tres grupos poblacionales diferentes. Uno que es muy recursivo, digamos económico; otro que hace parte de una fachada de un edificio que está en remodelación y que va a ser parte del Four Seasons, o sea, un hotel de lujo internacional. Y un punto intermedio, que sería un apartamento moderno. En estos tres espacios, si bien son arquitecturas como puntos de partida, mi estrategia para convertirlas y traerlas hacia el universo del arte fue presentarlas de una forma diferente. Esa manera de verlas extrañas o diferentes es a través del equilibrio. Jugar con la forma como están presentadas, no están dispuestas en plano como usualmente sería, sino en la forma más incómoda, cayéndose hacia adelante o partidas por la mitad.

Dulce Hogar

Sabemos que tu formación artística la hiciste en París, por lo cual residiste en esa ciudad durante varios años ¿Cómo fue para ti regresar a Cartagena luego de esa época de estudios?

Cartagena es mi hogar, es mi dulce hogar, donde crecí. Es una ciudad que amo, donde están mis amistades y donde gozo vivir. Sin embargo, hay pocas oportunidades a nivel de mi trabajo, o sea, de arte contemporáneo específicamente—museos, centros culturales o becas. Igual, uno como artista no depende de un solo lugar, se está siempre a la expectativa para poder subsistir. Siento que esta es una de las becas más interesantes del país: la de “Túnel de escape”, por el espacio, el equipo de trabajo y por el monto económico que dan para desarrollar el proyecto. Me siento afortunado como cartagenero al poder tener este lugar a disposición, gracias a la Escuela Taller y al Ministerio de Cultura. Pero bueno, en estos años que he vivido en Cartagena he estado trabajando con una galería de Bogotá que se llama Nueveochenta. He realizado exposiciones colectivas o individuales en Estados Unidos, en España,  en Cuba, en Francia, en Panamá, en Perú y otros países que no recuerdo en este momento.

Uno de los debates más interesantes de la historia del arte es el que surge alrededor del Ready-made. Aún hoy un sector de la crítica le resta el estatus de arte a muchas obras de arte contemporáneo. Entre las voces más notorias destacan las de Avelina Lésper o Antonio García Villarán. ¿Qué opinión tienes sobre este asunto?

Considero que el arte es como una filosofía práctica, una filosofía que se apoya en la materialidad. La idea es observar algo que hizo alguien, que tiene una forma visual, plástica, o un volumen, o una imagen, o unos colores que nos permiten cuestionarnos sobre algo. En ese sentido cualquier forma puede ser arte. Pero sí entiendo que para muchas personas, los más convencionales, les es más fácil acercarse a lo que ya conocen y ya han visto. Para mi siempre resulta un poco complejo explicar lo que hago, porque yo digo que hago esculturas e instalaciones y la siguiente pregunta es: ¿con qué materiales?, pero yo no me limito a un material. Para mi lo más importante es ilustrar una idea, hablar de un tema. En segunda instancia voy a buscar los materiales que me permiten abordarlo de la mejor manera. Entonces, soy un artista muy libre en términos de formas y de materiales. No soy un artista tan comercial, no pienso en cómo mi obra se verá en la sala de una casa. Creo que la función del arte no es embellecer o decorar un espacio. A  mi me gusta más perturbar, incidir, cuestionar.

Dulce Hogar

¿Cuáles son los artistas que más han influenciado tu trabajo y tu visión del arte?

Las influencias, los artistas que más me han impactado, digamos, de Latinoamérica, pueden ser Gabriel Orozco, de México, y Francis Allis, que es méxicano-europeo. Están los artistas Erwin Wurm, él es de Europa del Este, y Richard Serra. Sería un poco difícil en este poco tiempo explicar lo que hace cada uno. Los invito a que los investiguen en internet, son fantásticos los cuatro. Son como mis padres en el ámbito del arte contemporáneo. Al mismo tiempo siento que manejan una estética y unas formas muy atractivas. Es fácil conectar con lo que hacen.   

Dulce Hogar
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Realizó estudios de derecho en la Universidad de Cartagena y la Universidad Externado de Colombia. Desde 2012 escribe en El Laberinto del Minotauro. Ha hecho colaboraciones para el diario El Espectador y para la revista Otras Inquisiciones. Es autor del poemario inédito Las cenizas de la luna.

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