La idea de que somos parte del Gran Caribe es relativamente nueva, el solo hecho de que en 1982 se le diera apertura a uno de los eventos de carácter cultural y académico más importantes y ambiciosos que tuvo Colombia y Latinoamérica, el Festival de Música del Caribe en Cartagena, hizo posible que se abriera un espacio de debate cultural y de reconocimiento de lo que hoy se conoce como Caribe (Halperin, 1985; Gaztambide, 1996; Espinosa, 2000; Avella, 2000; Todorov, 2005; Bell, 2006; González Arana, Roberto y Antonino Vidal, 2009; Caro, 2009).
La ciudad fue la anfitriona de todas las manifestaciones artísticas, sociales, políticas y culturales que los académicos plasmaban en sus producciones bibliográficas, las cuales se hicieron visibles y tangibles en este espacio festivo. El Festival de Música del Caribe propició un encuentro entre culturas, evidente en los diversos códigos y valores socioculturales que comparten el conjunto de islas del Gran Caribe, expuestos por primera vez al público en los diversos eventos programados, en este caso, la música, la comida, las lenguas, el vestido, el baile, entre otras.
La cohesión que logró el festival se debió en particular a que no se emprendió como una empresa de lucro, había sido pensado como una propuesta de amigos que en ningún momento concibieron la idea de explotar a los artistas, como suele suceder en el mayor de los casos, nunca se imaginaron millonarios, ni aspiraron a convertirse en grandes empresarios. La percepción que los artistas tuvieron del festival fue muy positiva y así fue como el festival se convirtió en una plataforma para promover y apoyar artistas que se iniciaban y a los ya reconocidos.
El Festival de Música del Caribe nació en 1982 por la iniciativa de Antonio Escobar y Francisco de Onís. Cartagena fue la sede de este evento durante quince años seguidos, la fiesta del Caribe como muchos la llamaron se realizaba tradicionalmente en el mes de marzo. Al principio los organizadores no previeron el impacto social que con el paso de los años ganó el festival al convertirse en la fiesta más importante de Cartagena y Colombia. Con el tiempo se fueron desprendiendo espacios alternos que permitían entender y analizar tanto la música, la cultura y la historia de los países del Caribe, por medio del Foro de la Cultura Caribe que inició en 1984. De ahí en adelante surgieron otros eventos de carácter cultural y pedagógico alrededor del Festival, estos fueron: la Gran Parada 1984 y 1987 – En el año – 1985 -el Festival se traslada a la Monumental Plaza de Toros, por motivos de capacidad y por el deterioro que presentaba la Plaza de la Serrezuela de San Diego, el mismo año el maestro Francisco Zumaqué compuso el himno del Festival titulado “Colombia Caribe” – En 1988 se realizaron la muestra de pintura, escultura, y muestra fotográfica sobre el Caribe.
En 1989 el festival promovió el concurso Literatura Caribe en el género de ensayo, sobre las diversas manifestaciones literarias del Caribe y la I versión de Primavera Caribe. En 1991 se realizó el I encuentro de periodistas de música del Caribe, orientado por el periodista y pintor Gustavo Tatis Guerra, La I muestra de comida Caribe, “Sancochódromo” y el Rumbódromo. En 1993 La primera Feria del Caribe del Gallo Fino, Derbi Pelo del Caribe (cabalgata de caballos), Muestra del Arte Caribe, el recital de poesía del Caribe, El Brujodromo, Picotodromo y el Fandangódromo. En 1994 se realizó el concurso de la chica del Caribe e igual se hizo una peregrinación, que consistió en una caminata desde el Muelles de los Pegaso hasta el Barrio Getsemaní, y para 1996 el I Encuentro de Escritores del Caribe.
En una entrevista realizada a uno de los organizadores y creadores del Festival de Música del Caribe, Antonio “El Mono” Escobar, respondió de la siguiente manera cuando le preguntamos por esta magnífica idea:
“…Paco de Onis y yo nos encontramos una noche en Cartagena, y ahí comenzamos a gestarlo inmediatamente… primero la afinidad que teníamos ambos por la música el agrado de compartir noches increíbles y entre comentarios musicales y algunos ejemplos que teníamos de Ángel Viloria y luego Chocolate Armenteros. Hubo una mezcla muy afortunada entre Merengue y la Salsa de Chocolate Armenteros esto nos perfumó las noches que teníamos. Nos encontrábamos en un bar y desde ese sitio nos trasladamos a la casa de Paco y pasamos la noche en grandes francachelas musicales… y así nació la idea de hacer un Festival pero yo dije ¡que sea de Música del Caribe! (…) Y comenzamos a luchar y hacer contactos, yo tenía un amigo que era el doctor Juan Zapata Olivella que en ese momento estaba de embajador en Haití él fue un gran amigo, una oportunidad que tuvimos para hacer contacto con los grupos musicales, con Coupé Cloué, con grandes humanistas hicimos también los Foros de la Cultura del Caribe esto para enriquecer la parte teórica…
La entrevista nos explica cómo y por qué surge este proyecto cultural que duró 15 años en la ciudad de Cartagena, considerado por muchos como un patrimonio intangible y catalizador de lo que representa a la Cultura y la identidad del Caribe. Fue un evento que logró repensarnos y volcarnos en busca de lo que nos diferencia y nos une, con el único fin de fortalecer los lazos de hermandad de los países del Caribe. Una idea que fue pensada para el ciudadano común, no tenía ninguna pretensión política lo único que se quería lograr era reconocernos a través del otro.
El concepto de cultura que ofrecía el Festival no era para conmover estatuas sino para generar cambios en el presente y en las venideras generaciones, en la dimensión del conocimiento en torno a las realidades del Caribe, este artículo se propuso sacar del polvo del olvido tan importante y vital evento que creció con los exponentes de nuestras identidades heterogéneas diversas. Si el límite del Festival fue alcanzar muy pronto su mayoría de edad, lo alcanzó con dignidad, sin favores políticos que comprometiera la imagen del mismo y logró cohesionar sociedad, una sociedad de claro pensamiento colonial que aún se reflejan en los planteamientos sociales frente a los desafíos que hoy no son capaces de cumplir sus ciudadanos ilustres, porque crecieron amparados a la sombra de un paraguas hueco y por allí se entraba la lluvia, más no la cosecha.