Este cerebro es digno de ser sacrificado:

En una danza desnuda y hereje

Maldice el sol que sale,

Odia los pies que pisan la realidad

De lo que él sólo sueña.

 

Digno de ser puesto a latir medio vivo

Sobre una roca caliente que le mate los anhelos,

Las bacterias en imágenes futuras

Que lo elevan y lo enferman.

 

Tomarlo contra dos placas de acero,

En su corteza blanda e insípida

Abrir un pequeño barranco,

Extirparle los inútiles aldeanos

Que encienden antorchas en caminos infinitos.

 

Ese es el rito…

Ese es el rito

Las manos se rajan en temblores,

La carne del rostro se expande.

 

Soy un dios cobarde que planea y se detiene.

No creo, no destruyo.

Planeo como destruir el camino

Mientras lo voy caminando.

 

Digno cerebro de ser sacrificado,

Ya viene otra historia

Otro plan

Otro rito.

Carlos Pérez Dé Ávila

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