Por Nicolás Ferraro*

Las historietas entraron en mi vida mucho antes que el género negro. Desde pibe que siempre andaba dibujando, la mayoría de las veces cosas que viciaba en la computadora. Así mis primeros dibujos fueron en la infancia de la mano del Príncipe de Persia, después llegaron el Command And Conquer: Red Alert 2 y el Commandos, y mezclando esas ideas —una Unión Soviética 2.0 y un grupo de comandos altamente entrenados para infiltrarse detrás de las líneas enemigas— surgió mi primera creación: una historieta llamada Danger, cuando andaba por los quince. Una bélica, pero en tono de comedia. (Los tiros y el uso del humor los conservé).

Pero todavía no leí historietas.

Aparecieron al tiempo, cuando abrió en Tandil la librería el El Atril y se desplegó un universo antes desconocido. Nunca me llamaron los superhéroes —aunque tampoco le hacía asco a alguna de Spiderman o Spawn— sí las de guerra, alguna que otra de Robin Wood, no mucho más. Así también llegó El Eternauta, y las Skorpio, que fui completando, ya viviendo en Buenos Aires, del 140 en adelante en mis recorridas por Parque Rivadavia y Centenario. Y digo del 140 en adelante porque fue a partir de esos números que aparecía la obra de Quique Alcatena, junto a Mazzitelli y Slavich, por supuesto encuadrada dentro de un “amplio” género fantástico. Ahora…cómo llegamos al género negro. Gracias a un video juego. Max Payne. Sí, ese que madrugó con el recurso del tiempo bala a Matrix. Pero yo me quedé con la historia y la mención que hacía el protagonista de Marlowe y Sam Spade. El resto, como se dice, es historia. O adicción. Y ahí sí llegaron los cómics negros. Y descubrí que algunos ya estaban de antes. Así que acá van mis cinco recomendaciones.


1. Crímenes (Uruguay) / Guion: Rodolfo Santullo. Dibujos: Ignacio Calero y Richard Ortiz

Podría llamarla mi primera historieta de género negro, aunque en este momento no tenía mucha idea de qué era noir. Bien nos viene la aclaración en portada para los descuidados: “una breve colección de las grandes tragedias de pequeñas personas”. Santullo desde el guion nos los deja bien claros y nos entrega cinco historias —cortas y al pie— de tipos jodidos, y que como suelen decir Red Crow, —personaje enorme de Scalped (ver más abajo)—: “Para vivir fuera de la ley tenés que ser honesto”. Y acá en Crímenes ya vemos quizás uno de mis mayores intereses en el género: los códigos. En la historieta “Límites”, la primera del tomo, lo encontramos en su máxima expresión. Un par de tipos que roban una joyería y que no tienen problemas a la hora de bajar a alguno, saben que hay ciertas rayas que no hay que cruzar. Tema que se retoma en el último relato, “Perro como Perro”, y que le pone un cierre redondo a la colección. Cuatro de las cinco historias cuentan con dibujo y tintas del recientemente fallecido Calero que, camaleónico, entrega un estilo diferente para cada una de ellas.

Noir rioplatense del bueno.


2. Scalped (EEUU) / Guion: Jason Aaron. Dibujos: R.M Guera y otros.

¿Cómo habla uno de lo que está enamorado? Torpe, seguro, y apasionado. Entiendan que para mí así es hablar de Scalped. Creo que es mi obra favorita de cualquier tipo de género. ¿De qué va? Un noir brutal en una reserva indígena de los Estados Unidos. El retorno del hijo pródigo. Dashiell Bad Horse regresa a su hogar, al que pensó que había dejado para siempre, y no tarda en poner todo patas para arriba. Un hombre cuya manera de comunicarse con el mundo es a través de la violencia. Y hay que usar esa violencia, no se puede desperdiciar algo así. Al menos, así lo entiende el capo de la reserva Red Crow y decide darle buen uso al temperamento de Bad Horse y hacerlo miembro de la policía tribal. Lo que le hubiera gustado saber a Red Crow es que Bad Horse ya es un rati, vuelve infiltrado por el FBI —a la manera de Sean Penn en State of Grace— con la misión de destruir la reserva. La pregunta es si uno puedo destruir su propio hogar. Y si el odio a todo lo que habita ahí no es una incapacidad del amor por los suyos.

La serie cuenta con 60 números y si bien tarda en pasar los cambios los primeros dos tomos, a partir del tercero “Madres Muertas” es una aplanadora. El dibujo del serbio radicado en Barcelona R.M Guera tiene una contundencia que muchas veces hace que las palabras sobren. Hay escenas donde Aaron ha decidido borrar los globos de texto al ver el trabajo de su compañero. Los arcos secundarios son dibujados por otros artistas, al que decir “otros” es casi una falta de respeto: John Paul Leon, Jason Latour, Davide Furno, Francesco Francavilla. Casi nada.

 Scalped es un cómic desesperanzador como pocas cosas y capaz de emocionarte hasta las lágrimas. Podría decir que Red Crow es el mejor villano de la historia, pero si hay algo que caracteriza e identifica a Scalped es el trabajo que hace con los grises de los personajes. Una obra maestra de la empatía.


3. La Escena del Crimen (EEUU) / Guion: Ed Brubaker. Dibujos: Michael Lark. Tintas: Sean Phillips

Si uno piensa en Brubaker y género negro, la opción fácil sería elegir Criminal. Pero mi primera lectura dentro del cómic negro ya sabiendo lo que buscaba fue éste y por eso tiene mi podio. Brubaker nos brinda un revival del género negro. Algo así como una versión de un detective que podría haber hecho Ross MacDonald si viviera en los noventa. Tenemos un caso de una mujer desaparecida y un montón de secretos bastante oscuros para todos los que andan revoloteando por ahí, incluso para Jack Herriman, el protagonista de la historia. Más alejado de Bogart ,imposible, pero La Escena del Crimen está muy cerca de ser una novela negra en formato cómic, tanto por sus temas, como también por su estructura de capítulos cortos y el abundante texto que acompaña cada viñeta.


4. Parker (EEUU)

Las adaptaciones de Darwyn Cooke sobre la obra de Donald Westlake —firmada bajo el seudónimo de Richard Stark— son todo lo que está bien. El estilo de Cooke es una fiesta, y las diferentes decisiones que toma para narrar ciertas partes son un triunfo narrativo. Tiene la capacidad de hacer interesante y darle tensión hasta a una receta de cocina. Agarrar el Parker de Westlake es como que te presten el Ferrari de Schumacher. Lo más probable es que te lo pongas de sombrero y no estés a la altura. Cooke no solo te saca campeón tres carreras antes del final, además acercó la obra de Westlake a un montón de personas que el único Parker que conocían era Spiderman.


5. Sombras (España) / El Cubri

Historias de cuatro páginas de género negro. Como bien dicen los autores, son historias de secundarios, de perdedores y al igual que pasa en Crímenes, esta brevedad no representa escasez sino potencia. Juegan a poner una mano y dejarte knock—out. Sombras es una carta de amor al cine negro. Con un dibujo expresionista que recuerda al Alack Sinner de Muñoz —del cual son contemporáneos y que tranquilamente podría ser el sexto de la lista— los rostros de los que deambulan por estas páginas son un muestrario de los golpes y la resistencia para seguir de pie. “My Ideal” de Sonny Rollins y Trío Mortal son dos historias que se te graban en la memoria por su contundencia. Publicada en los ochenta y recuperada en por Edicions de Ponent, Sombras es un must—have para cualquier amante del género en cualquier formato.


*Nicolás Ferraro es un escritor argentino, hincha de Independiente y autor de tres libros. Dogo (2016), su primera novela, fue finalista del concurso Extremo Negro. En 2018, publica Cruz, la cual fue finalista del prestigioso premio Dashiell Hammett a la mejor novela negra que otorga la Semana Negra de Gijón (palabras mayores). Su última novela es El cielo que nos queda.

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