Recomendar es a veces un ejercicio que conlleva algo de narcisismo, un poco delineado por la premisa “si me gustó a mí, pueda que te guste a vos”. Creo que las siguientes películas de ciencia ficción pueden gustarle a quien atienda la invitación a verlas, sin embargo, creo que hay un argumento más fuerte para darles un chance y es que son Latinoamericanas (género que no asociamos con la región), específicamente, argentinas. Si bien la circulación y lectura de la literatura de ciencia ficción escrita desde cualquiera de los países latinos es algo que puede ser percibido y los lectores le han dado una cierta oportunidad, en tanto que proponen la descentralización de los imaginarios de la ciencia ficción de los escenarios anglo o europeos y la acción de volcarse hacia nuestras heridas políticas, sus respuestas de resistencia y un concepto más amplio de ciencia, no ha ocurrido lo mismo con el cine. Tal vez sea por la dificultad realizativa que implica hacer una película, más aún, de un género que no suele ser barato por el despliegue de su producción.

El cine latinoamericano de ciencia ficción existe, aunque incipiente y a veces comparado injustamente con las series de plataforma o los taquillazos del norte. Entre los países latinoamericanos, es Argentina el que tal vez tiene una tradición más consolidada en los géneros de la fantasía y la ciencia ficción, de la que el cine ha sabido beber. No por nada, un autor como Borges está involucrado de alguna u otra manera en un par de películas de las que se recomiendan a continuación. Vale decir, finalmente, que en todas estas, las heridas completas de un país deben ser tomadas en serio, en tanto que en nuestro continente nuestras visiones del futuro y nuestros espectros del terror, casi siempre nacen desde escenarios políticos y oscuros, y son encarnadas por tipos que hacen de la desaparición y la muerte una acción normalizada y poco especulativa.

Mejor detener la arenga y presentar las películas.

Invasión, Hugo Santiago (1969)

Invasión, de Hugo Santiago, cuyo guion es autoría conjunta entre Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, ficciona y construye la ciudad como un escenario cerrado. Allí, un grupo de ciudadanos, la mayoría hombres, operan como una secta (dirigida por un viejo) que busca defender su ciudad, llamada Aquilea, de una invasión orquestada por un grupo de hombres en gabardina que poco a poco van sitiando la ciudad, por lo que la batalla de los defensores está perdida desde el principio. Vale decir que estos invasores -que representan la otredad característica y casi necesaria para todo relato de CF (literario o fílmico)- no son extraterrestres o inteligencias artificiales. Esta Buenos Aires, en blanco y negro, con la fotografía propia de un noir, y que es una ciudad defendida y sitiada al mismo tiempo, toma su sentido de extrañeza desde el nombre Aquilea, pero también como escenario en el que ocurren la conspiración y la confrontación entre ambos bandos.

Lo que vendrá, Gustavo Mosquera (1988)

Lo que vendrá presenta una ciudad asfixiada por una dictadura que, pese a que se representa por medio de dos personajes: uno que podría decirse es el líder político y el otro, su policía y mano armada. Los escenarios escogidos por el director son periféricos y esto, a su vez, reemplaza la carencia de efectos escenográficos o la pirotecnia de los que conocemos como efectos especiales. Hospitales y bodegas abandonadas se convierten en la atmósfera que dan pie a ejecuciones y desapariciones políticas. La estética de Lo que vendrá, podría decirse, tiene guiños del cyberpunk; es interesante como a este respecto, la escena del principio se da en medio de la tensión que viven las ciudades del futuro en el cyberpunk; una protesta social en plena ciudad, aplacada por las fuerzas del poder, que poseen la tecnología, mientras quienes los enfrentan poseen piedras. Por último, es Charly García quien compone su banda sonora y si esto no conmueve, no se sabe porqué (también actúa en ella, aunque por un tiempo no quiso que lo supiéramos).

Moebius, Gustavo Mosquera (1996)

Filme que tiene como base la desaparición de uno de los trenes del subterráneo de la ciudad de Buenos Aires. Lo que empieza como un problema real, aunque extraño (no se explica cómo desaparece toda una línea del metro en un sistema vial cerrado), se desliza hacia una explicación que tal vez es la más apegada a la CF clásica entre estas 4 películas recomendadas. En Moebius, el número de los 30 pasajeros del subterráneo se metaforiza en el de los más o menos 30 mil desaparecidos de la última dictadura en el país, y que termina convertido en eso, en un número. Su misterio tendrá claridad en la voz de un personaje borgeano, el doctor Mistein. De la película hay que resaltar, sobre sus otros atributos, el imaginario futurista que se construye solamente con los escenarios del subterráneo de la ciudad.

La sonámbula (recuerdos del futuro), Fernando Spiner (1998) 

Ilustra una línea ucrónica de la última dictadura argentina, en la que se han organizado grupos de resistencia. Estamos en el año del bicentenario argentino y el gobierno manipula los recuerdos de un número de personas desmemoriadas, a quienes se les asigna una familia a conveniencia, como un tratamiento para recordar lo olvidado. El gobierno, como puede observarse, controla los cuerpos de sus ciudadanos y la ciudad es un espacio dado a conspiraciones, agentes gubernamentales que actúan como cazadores e intentos por encontrar al líder de la rebeldía, que se esconde en el campo, un poco a la manera de un líder guerrillero. El punto de quiebre lo representa Rosa, la mujer que, a diferencia de los demás, logra recordar algo de su pasado, por lo que podríamos hablar del recuerdo como atributo subversivo que le hace objetivo de quienes detentan el poder, que lo ejercen bajo la forma de un panóptico y desde una ciudad que parece construida bajo la influencia de la metrópolis de Fritz Lang.

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Escritor. Autor del libro de relatos “Lo que pasó en el sepelio de Béla Lugosi” (2020). Ha publicado cuentos, entrevistas y reseñas en algunas revistas nacionales e internacionales. Actualmente ilustra el zine digital @ulises_zine.

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