Una entrevista como la que presentamos a continuación, más que una secuencia de preguntas y respuestas sobre un tema en particular, es algo que abordamos como una charla, una conversación que es al mismo tiempo una invitación a conocer el trabajo de una autora como Laura Ponce y, en especial, su libro Cosmografía Profunda; deseamos, ante todo, inocular un germen curioso desde esta conversación en la que se habla también de otras autoras y autores, del trabajo mismo de la escritura, de su carpintería.
Andrés Arroyave: ¿Cómo nace un libro como Cosmografía Profunda? ¿A partir de una idea aglutinadora que enlaza los relatos o como un ejercicio para agrupar cuentos separados? En tu libro hay detalles y menciones que hacen pensar en que varios de los cuentos se desarrollan en el mismo universo ficcional…
Laura Ponce: Nacen primero individualmente, son cuentos que fueron trabajados a lo largo de diez años. Varios sí estaban dentro del mismo universo por ciertas lógicas de cosas como “la estructura” o la compañía minera, siempre atravesados por estas reglas neoliberales del colonialismo en el espacio. Los primeros son cuentos separados. Posteriormente, cuando están reunidos esos cuentos y pienso en el libro, se ordenan y editan de determinada manera, pero son como un mosaico que representa ese universo sin tener una continuidad lineal. Cuando comencé a publicarlos, en mi primer acercamiento que fue la revista Axxón, la primera revista del género digital de habla hispana, en donde yo descubrí la ciencia ficción escrita en castellano, descubrí la comunidad alrededor de Axxón, lo que me motivó a seguir este camino.
A.A: El primer relato del libro, A través del avatar, se percibe como un cyberpunk que transcurre en un barrio de la Argentina. Si el cyberpunk anglo, por ejemplo, asienta su idea de distopía en la pérdida de la estabilidad de la clase media en los países llamados desarrollados, ¿cómo pensar un cyberpunk desde Latinoamérica, cuando esa atmósfera de distopía es el cotidiano?
A.A: El segundo relato de tu libro, titulado La lealtad, cuenta con la presencia de una Inteligencia artificial. Es un relato que me agradó porque no jugó al lugar común que se les suele dar a las IA en mucha literatura de CF; en tu relato la IA no se vuelve contra el ser humano y el ser humano no termina enamorado u obsesionado por ella. Hay colaboración entre ambos, una vía un poco diferente a la tendencia distópica tan común hoy en día, ¿qué pensás de esto?
L.P: Bueno, este cuento comenzó con la idea de la lealtad, pero lealtad hacia qué, hacia quién…y pensando en estas personas que se aíslan, que piensan en un orden perfecto y se terminan apartando de los demás y a las que les hace falta solo una piedrita chiquitita para sacarte de curso, pensando también en que la inteligencia artificial fuera personaje y que no fuera telón de fondo u objeto de devoción, que no fuera el mal, que fuera un personaje que a su vez tuviera su propia lealtad, sin traicionar su razón de ser.
L.P: A mí lo que me pasa como escritora es que mi formación es autodidacta, como lectora sobre todo. Como escritora no he pensado en la estructura del cuento, a priori, o en qué características o estructuras tiene el relato. Son cosas que pude pensar después, con el libro armado, podríamos decir. Lo que pensaba mientras vos me dabas la pregunta del conflicto, es que con mucho agrado me doy cuenta al repasar los cuentos del libro, que todos los conflictos se resuelven de maneras que no son violentas, se resuelven de otra manera. En La lealtad, cuando está el peligro de que la compañía descubra el planeta y lo destruya, se resuelve de otra manera, mediante la colaboración entre la IA y el piloto.
A.A: En Cosmografía Profunda, el viaje parece ser un rasgo y motivación común que atraviesa varios relatos; el viaje y el hartazgo, en muchos casos. Unos viajan por huir, otras como migrantes, otros para colonizar; sin embargo, el ser humano termina aburriéndose casi siempre, ¿qué podés decirnos del viaje en la literatura de CF, creés que es inherente al género?
A.A: Me resulta interesante la relación que podría establecerse entre tu personaje Zary, del cuento Todo es nuevo en Rognar y Lilith, de Amanecer, de la trilogía Xenogénesis de Octavia Butler. Ambas parecen tener simbiosis con lo alienígena de su mundo ficcional y las dos terminan convirtiéndose en los primeros casos de nueva raza y que adquieren valor simbólico para los humanos que les rodean.
L.P: No la había considerado, sí leí Xenogénesis y admiro a Octavia Butler, pero la leí después de escribir el relato. Creo que ese cuento lo escribí en el 2007 más o menos y empezó como una consigna de taller de un mundo sin aire y, de hecho, tuvo una primera versión, la ciudad de la cúpula…pensaba en que los humanos viven en un mundo sin aire, ¿por qué vivirían allí? Pensé en un poema, que está en el libro, que describe ese ahogo en relación al amor; la traición, el deseo de volver con el otro. A mí me gusta jugar con estas cuestiones de los sentidos, polisémicas, que una misma palabra sea por lo menos dos cosas distintas, pensar en esto del ahogo por la falta de aire en un planeta. Quería que tuviera elementos científicos, a mí me gusta la CF dura, aunque no siempre la uso, pero deseaba que tuviera esos elementos, y que a la vez tuviera que ver con una historia de amor, ¿cómo conecto eso? y comencé a pensar en una mujer a la que su marido la abandona y así se fue yendo a otro lado, pero parecía terminar y pasaba otra cosa, ¿cuál sería la realidad de un mundo en el que lluevan hombres?, ¿y por qué llueven hombres? Las que están son solo mujeres ¿y qué pasó?, comencé a pensarlo de ese modo y en principio no sabía qué era el planeta. Después lo fui resolviendo, ¿Qué relación podía tener esto con la percepción del tiempo?, con estar en contacto con otra forma de vida. Cómo el planeta se comunicaría con ella, a través de recuerdos, de canciones, de pedazos de diálogo que ella dijo. Me gusta que quede sugerido.
A.A: En tu libro, hay varios recursos narrativos para desarrollar los relatos; uso de segunda persona, contar una historia en retrospectiva, uso de narradores limitados y uso del flujo de conciencia. Pensando en aquellas personas que escriben o trabajan en libros de cuentos, ¿este es un ejercicio consciente, es decir, variar el recurso narrativo de relato en relato, es algo pensado o que se va dando?, ¿cómo elegís tus narradoras?
L.P.: En principio, solo pienso en la historia. Hay un punto inicial que puede ser una frase, una imagen, una consigna y comienzan a salir los personajes, sus situaciones, qué problemas deben resolver, sus motivaciones, qué quieren. El de El prisionero, por ejemplo, yo vi la escena del tipo entrando en la casa de la madre y los cuadritos, vi la escena y empecé a partir de ahí a contar. En un vídeo musical vi la escena de un tipo sentado en una cama con grilletes, bueno, ¿pero cuáles son las formas de ser prisionero?, ser prisionero de qué y comienzo a tirar de esos piolines y van surgiendo sus motivaciones. Entonces es algo que va sucediendo y me maravilla y lo disfruto y creo que es de lo mejor que tiene para mí la escritura, para mi significa como revelar un misterio, como ir explorando una zona que yo no conozco ..una vez que terminé y le puse punto final, creo que se dio la mitad del trabajo; la otra mitad es comenzar a corregirlo y editarlo. Lo corrijo, le encuentro, no sé, mejores frases qué sé yo, mejoro esas cosas y cuando llego de nuevo al punto final, pienso de nuevo, cuál es la mejor forma de contar esta historia, ¿esta es? Cuando escribí Esas pequeñas cosas, empecé pensando en lo polisémico…pequeñas cosas, ¿qué son?…pequeñas cosas que me quedan de una relación, pero también en nanobots, ¿cómo juego con estas dos cosas? y termina siendo un cuento sobre la memoria, es un cuento que debo contar hacia atrás, pero antes no sabía que era sobre la memoria, entonces es cuando pienso cuál es la mejor forma de contar esta historia y luego la adapto, la reescribo, es algo plástico.