Se ha creído a lo largo historia y el tiempo que el amor verdadero es capaz de superar cualquier adversidad, incluso a la mismísima muerte. Esta última idea ha sido una inspiración para los romances que lograron convertirse en historias dotadas de lo mágico y lo eterno.
Películas como Ghost: la sombra del amor (1990) o ¿Conoces a Joe Black? (1998) retratan perfectamente la esencia de una historia de amor tan pura y genuina que logra trascender las barreras impuestas entre la vida y la muerte, condicionadas por el inclemente deseo de un destino que busca separar las almas de los protagonistas, pero que al final logran volver a estar juntos en esta vida o en la siguiente.
Pero en la otra cara de la moneda, es posible encontrar obras que, si bien comparten la misma premisa, solo consiguen librar tal batalla al ser teñidas por las profundas y rojizas marcas de la soledad, la tristeza y la venganza. Tal es el caso de la que es considerada por muchos como una película de culto debido a la gran carga emocional que conlleva su trama y, más aún, por la trágica historia que su nombre acarreará hasta el final de los tiempos.
El Cuervo, estrenada en el año de 1994, y dirigida por el cineasta Alex Proyas, fue la película que pasó a la historia del cine debido a que, más allá de mostrar una cruzada por amor y venganza que desafía a la muerte misma, el contexto de su producción se vio marcado por el misterioso y trágico deceso de su protagonista.
Una historia de amor y venganza
La oscura historia que da nombre y razón a la película proviene directamente del mundo de la tinta y el papel, ya que esta resultó ser una adaptación para la pantalla grande de la serie de cómics del mismo título, escrita y dibujada por el artista gráfico James O’Barr.
Cuando alguien muere, un cuervo lleva su alma a la tierra de los muertos, pero a veces sucede algo tan terrible que el alma se lleva consigo una gran tristeza, lo que impide que pueda descansar en paz. Y solo a veces, el cuervo puede traer esa alma de regreso al mundo de los vivos para que pueda enmendar el mal.
Lo anterior descrito comprende el alma de la historia de O’Barr, quien logró construir una memorable trama llena de amor, tragedia y venganza mediante el uso de trazos radicales, una visión gótica y oscura del mundo, violencia gráfica y la búsqueda de redención en cada panel de su obra.
Crear la desgarradora historia que cobra vida a través de las páginas fue la forma en que el autor consiguió sobrellevar el duelo y la pena provocada por la inesperada muerte de su prometida, quien falleció en 1978 tras ser atropellada por un conductor en estado de ebriedad. La inspiración surgida del dolor llevó a O’Barr a crear el mundo oscuro y crudo en el que el protagonista, quien regresa del más allá, se propone a dar caza a los responsables del asesinato de su prometida.
Un mundo de ficción en el que el autor pudo librar una guerra contra aquellos quienes, en el mundo real, a veces consiguen evadir las consecuencias de sus actos. Para esto, O’Barr dotó a su protagonista con una serie de habilidades y motivaciones que le permitieron vengarse de los asesinos, violadores y adictos que le arrebataron su felicidad, pudiendo reestablecer el equilibrio entre el bien y el mal.
La tragedia que superó la ficción
En 1994, el director Alex Proyas mostraría una nueva versión del mundo gótico y sobrenatural creado por James O’Barr al llevar a los cines la gran adaptación de El Cuervo, protagonizada por el actor Brandon Lee, hijo de la leyenda del cine y las artes marciales Bruce Lee.
Siendo fiel a la esencia de los cómics, la película presentaba la historia de Eric Draven (Brandon Lee), un famoso músico de Rock quien, junto a su prometida Shelly Webster (Sofia Shinas), es asesinado por un grupo de mercenarios durante la llamada “Noche del Diablo”. Un año después, en la misma fecha, el espíritu de El Cuervo regresa a Eric al mundo de los vivos para que pueda vengarse de sus asesinos. Para ello, se le dota de poderes con los que podrá cumplir su cruzada por la venganza, como regeneración, habilidades físicas mejoradas y clarividencia. Si bien la premisa del filme lo convertía en algo digno de interés para el público, fue lo trágico de su producción lo que realmente la transformó en una leyenda del mundo cinematográfico.
Durante la realización de una de las pocas escenas que faltaban para completar la filmación, en la que Eric Draven arribaba al departamento de uno de sus asesinos conocido como “Funboy” (Michael Massee), este último, intentando escapar de la muerte que le propinaría El Cuervo, debía usar un arma de la producción para dispararle dos veces al personaje de Brandon Lee, una en la mano y otra en el abdomen. La mítica escena del disparo en la mano salió como se planeó, pero en el momento en que Lee recibió el disparo en el abdomen, la tragedia reinó en la escena.
Si bien el personaje de El Cuervo contaba con la ventaja de la inmortalidad, para el caso de Brandon Lee esto no aplicó. Al momento de ser impactado por la bala, el actor cayó al suelo y no volvió a levantarse.
Debido al presupuesto limitado de la producción, se optó por el uso de armas reales en las escenas de acción, a diferencia de las armas de utilería que comúnmente se utilizan en la actualidad. Al parecer, una de las balas depositadas en el arma, a pesar de haber pasado por un proceso para remover el proyectil y dejar solo la pólvora, aún contenía un fragmento en su interior, el cual voló por el aire hasta impactar contra el abdomen del actor, posteriormente incrustándose en su columna.
A pesar de haber sido transportado al hospital más cercano tras el incidente, Brandon Lee falleció el 31 de marzo de 1993 a la edad de 28 años y, de similitud con el personaje que interpretó, a pocos días de contraer nupcias con su prometida de aquel entonces, Eliza Hutton.
Sobrecogidos por el velo del dolor y la tragedia, el equipo de producción consiguió terminar el filme con el uso de dobles que guardaban cierto parecido físico con el fallecido protagonista, además de optar por un gran número de secuencias dotadas de movimientos rápidos y sombras para disfrazar la triste realidad. Aunque se llegó a contar que la presencia de Brandon Lee no abandonó el set por completo, ya que se aseguraba que ruidos extraños, sombras y demás fenómenos ocurrieron durante el tiempo que continuó la filmación. Probablemente el espíritu del actor perduró hasta el momento en que pudo ver finalizada la obra por la que dio su vida.
Intentos de una resurrección fallida
Tras la muerte del actor que se convirtió en la encarnación más emblemática del personaje, la industria cinematográfica intentó conseguir el tan esperado regreso de El Cuervo a las pantallas en múltiples ocasiones.
Desde indeseadas secuelas que intentaron replicar la esencia de la película original, como El Cuervo: Ciudad de Ángeles (1996), El Cuervo: Salvación (2000) y El Cuervo: Plegaria Maldita (2005), además de una serie de televisión protagonizada por el artista marcial Mark Dacascos en 1998, pasando por ideas para rehacer la historia original con otro actor como protagonista, siendo el más conocido Jason Momoa (Aquaman), hasta llegar al presente en el que finalmente se le ha dado una nueva vida a la obra de James O’Barr, pero ciertamente dotada de tintes peculiares que desafían y reescriben la esencia de la historia original.
En el 2024 llegó a los cines de todo el mundo El Cuervo, dirigida por Rupert Sanders y protagonizada por el actor Bill Skarsgård, conocido por interpretar el payaso Pennywise en las películas de It.
La nueva reinterpretación de la obra de O’Barr ha dado un vuelco al legado del personaje en el cine, ya que ha presentado una historia que, a pesar de intentar mantener una conexión con la esencia del cómic o la versión de Alex Proyas, se toma un mundo de libertades al momento de contar su propia versión.
En esta, se presenta al personaje de Eric, un joven atormentado por los traumas de su infancia, quien se encuentra internado en un centro de tratamiento por abuso de sustancias. Es en este lugar donde conoce a Shelly, una joven que buscaba escapar de la oscuridad de su antigua vida, interpretada por la cantante FKA twigs.
Al encontrarse, los protagonistas se atraen como resultado de sus fragmentadas vidas, iniciando así una historia de amor verdadero que parecía no tener final, hasta que Shelly es alcanzada por los demonios de su pasado, arrastrando a Eric hacia un descenso de muerte y tragedia.
Tras ser asesinados, a Eric se le es ofrecida la oportunidad de salvar el alma de su amada, quien estaba destinada a sufrir en la oscuridad eterna. Para esto, Eric debe de regresar al mundo de los vivos para cazar a sus asesinos con el fin de enviarlos al infierno al que pertenecen.
Ciertamente, la nueva adaptación de El Cuervo goza de una dualidad entre la fidelidad y la innovación. Si bien preserva varios elementos del cómic original, como es el caso del origen de algunos de los traumas de Eric, en igual medida se toma la libertad de contar la historia a su manera, como ocurre al colocar a las sustancias tóxicas como un punto de conexión entre los protagonistas, tema que O’Barr se propuso combatir en su obra y que Proyas respetó en su versión.
Por otra parte, la estética de un mundo oscuro y deprimente se mantiene de forma fiel en las tres obras, siendo que la versión del 2024 le aporta un detalle extra al presentar el mundo de los muertos del que proviene la esencia sobrenatural de El Cuervo.
En el apartado de los villanos, la versión de Alex Proyas presenta un elenco de personajes ruines y despiadados cuya presencia justifica la venganza del protagonista. Muy diferente resulta la noción de villanos en la nueva versión, ya que esta solo se limita a un gran jefe criminal con implicaciones sobrenaturales y su grupo de secuaces.
En cuanto a la conclusión de la historia, la resolución de la película original implica que el alma de Eric Draven pudo descansar en paz tras enmendar el mal que le arrastró a él y a su prometida hacia una muerte prematura. Mientras que, en la versión más reciente, tras un giro innovador en el que el protagonista sacrifica su propia alma para que su amada vuelva a la vida, este termina vagando por el mundo de los muertos, fusionado con el espíritu de El Cuervo, a la espera de un posible regreso si se decide prolongar la vida de esta versión del personaje. Al final, se puede considerar que el gusto por la historia de El Cuervo es una cuestión de generación, ya que en el presente coexisten dos numerosos grupos que han demostrado su aceptación o rechazo hacia el filme de Rupert Sanders, siendo estos los fanáticos incondicionales del trabajo de Alex Proyas, quienes han destrozado a la nueva versión con una crítica desmesurada y, por otro lado, las personas que, habiendo visto o no la versión original, le han dado una oportunidad al proyecto, descubriendo en este una propuesta interesante que, de una u otra forma, logró dar nueva vida a una de las historias de amor y venganza más emblemáticas de los cómics y el cine.