María Alejandra Buelvas Badrán
Creció en Montelíbano, Córdoba. Escribe e investiga. Estudió antropología. Le interesa trasponer su escritura a otros medios como lo sonoro y audiovisual. Vive en Cartagena. Y ahora qué hago yo con esa cuchara, su primer libro, publicado con la editorial cartagenera Alcanfor, ganó el Premio Nacional de Poesía Tomás Vargas Osorio en el año 2022.
Alcanfor editoras
Es una editorial independiente cartagenera, interesada en la poesía en todas sus manifestaciones. De los rincones de las casas del Caribe colombiano vienen como un soplo a cuidar y refrescar la poesía que crece en este territorio: a la orilla del mar, del río, en las sabanas y en el desierto. Quieren sacar los manuscritos que reposan en los cajones, rescatarlos del polvo, del comején, del silencio o el olvido, para que se hagan libro, susurro de mar o canto al atardecer.
CLARA VOCACIÓN
La violinista se rasca la canilla.
Algo de su profesión abreva
en ese movimiento.
Mi rascada es un poco más brusca,
como de tamborero, aunque yo tambor no toque.
Sus movimientos
uñas tropezando poros
son una nota alta,
una cuerda restregada con arco
una delicadeza que no entiendo
Pero que reproduce la violinista
contra su canilla,
con una pequeñísima violencia
como si eso fuera posible.
Como alguien que llora callado
en un balcón.
Como el árbol
convirtiéndose
en su violín.
VERANILLO
Hay una vaca negra atollada en el barro espeso de mi sangre.
No es una vaca metafórica hace muuu y a mí me duele.
Me estremece su sufrimiento que no se le nota.
Un gallo con espuelas vive en mi frente,
me picotea todo el día entre las dos cejas
y yo no sé alimentarlo.
Tampoco sé pelear, eso es lo que más le duele.
Además, las vacas no pelean.
Tengo una vaca en la sangre y un gallo en la frente.
No quiero granja ni tractor.
Quiero una cabuya para jalar a mi vaca,
un rival para mi gallo
y que por fin llueva sobre todos nosotros
para que afloje este barro seco que nos confunde.
ESTO NO TIENE NADA QUE VER CON EL BUDISMO, POR AHORA
Haz de ti un hueco,
un canal por donde quepa Dios.
Mejor dicho, un pitillo
de los que no necesita más mi generación.
Antes aparecían cosas y la gente celebraba:
la rueda, el teléfono, la luz eléctrica, las fajas.
Pero ya han aparecido tantas cosas
que necesitamos desaparecer unas cuantas.
Que haya algún lugar para el vacío,
por ejemplo, en ti.
Me hablo a mí misma
para no desesperarme.
Un hueco,
por donde pasan las cosas sin nombre
y siguen sin nombre.
Que un silencio no se convierta en:
qué calor hace señora
que un niño no se convierta en balbuceo.
El silencio, silencio.
El niño, niño.
Tú, un hueco
y que no sea poco.
El ojo ve,
pero detrás del ojo no hay nada.
ASAMBLEA DE VECINOS
No hay que esconder la matemática sagrada,
no hay secreto.
La mesa tiene cuatro patas
a la vista de todos está su sagrada estabilidad.
Que sean tres, lamentable.
Cinco, sólo en el arte contemporáneo.
Termina en cuatro el número de la lotería que no ganamos
y a los del cuatrocientos tres los van a sacar del edificio
porque fuman mucha marihuana.
Si cuidadosamente restamos y dividimos todos esos números,
no va a pasar absolutamente nada.
Lo sorprendente es la mesa.
Ahí está la alquimia
la lotería
los alucinógenos de los del 403.
No hay concepto.
Sólo la madera y un acto:
las cuatro patas de la mesa.
Si quieres adquirir el libro y conocer sus eventos sigue a la editorial en su cuenta de Instagram: @alcanfor.editoras Pronto estarán anunciando la nueva reimpresión del libro y cómo adquirirlo por venta directa y en algunas librerías del país.