Con la colaboración de los amigos de Canal Cultura, tuvimos la oportunidad de conversar con el director colombiano Ciro Guerra, autor de las películas «La sombra del caminante» (2004), «Los viajes del viento» (2009) y su más reciente trabajo «El abrazo de la serpiente» (2015), uno de los mejores directores nacionales de la actualidad representante de una nueva vertiente del cine colombiano. A continuación sus reflexiones.
El Laberinto del Minotauro. Además del oficio de director, usted ha escrito o coescrito todos los guiones de sus películas. En ese proceso creativo de construir el guion ¿qué es lo primero que se le viene a la cabeza una idea o una imagen?
Ciro Guerra. Normalmente es una imagen. Un punto de nacimiento de todas mis películas ha sido una imagen que me hace preguntas, una imagen que tiene un misterio que desentrañar y el guion es un intento por dar respuesta a ese misterio; el esfuerzo de responder esas preguntas. La pregunta fundamental es de dónde viene esa imagen, por qué esa imagen es importante, qué cuenta, quiénes son esos personajes, de dónde vienen, para dónde van y cuál es la historia profunda que hay ahí y por qué esa imagen tiene esa resonancia.
ELM. Algo que llama fuertemente la atención y que vemos como un recurso narrativo bastante marcado en sus películas, es que se desenvuelven siempre en torno a un viaje. ¿Cuál es la finalidad de plantearla de este modo?
CG. Esa es una pregunta que yo también me hago. Para mi casi todo el proceso creativo es muy inconsciente, yo trato de que no sea premeditado, de que no sea calculado; pero pues sí, mis historias tienden a llevarme hacia eso y yo creo que en el fondo uno cuenta historias es para escapar de la realidad, para verla con una distancia, para alejarse de ella; de lo que estamos escapando es de sí mismos, de los cuestionamientos, y realmente para mí siempre ha sido muy fascinante la narrativa de viaje, que es esencial de la humanidad, es una narrativa que une todos los tiempos, y que nos une con las historias más primigenias. Me he dado cuenta que en ese sentido tengo una relación con las culturas indígenas en Colombia que también tienen muy presente una narrativa de viaje, muchas de ellas son nómadas, y al mismo tiempo eso se emparenta con el hecho que los colombianos, la mayoría de nuestros ancestros son gente que viaja otros lugares, o que fue traída aquí, y que existe siempre esa nostalgia, entonces me identifico mucho con las culturas que ven la vida como un viaje en sí mismo y por eso siento que esa es como la narrativa esencial, eso es una cosa que me interesa, que sea esencial, que se conecte con aquello que nos une a todos los seres humanos.
ELM. ¿Qué busca Ciro Guerra en cada actor que da vida a sus personajes?
CG. Yo no busco un actor para que haga lo que yo tengo pensado, sino que busco a alguien que le traiga una cualidad que yo no haya pensado al personaje, que le dé una dimensión, que le dé algo más. A mí no me gusta el trabajo de escribir los diálogos y de pedirles a los actores que los digan tal cual, sino que me gusta el trabajo de construir el diálogo con ese actor, que el diálogo provenga de su propia voz y de su propia manera de entender el mundo, y eso para mí es un proceso de reescritura en el que la película adquiere una vida propia, y se vuelve algo existente, que tiene una relación con el mundo no con mi imaginación; es como el proceso de encarnar, de darle una carne, de darle una voz. Me gusta mucho trabajar con el actor de teatro, me gusta el rigor, la actitud frente al trabajo, la humildad, el empeño ante la narrativa, pero a veces mucho de los personajes que escribo están mucho más allá de lo que pueden interpretar.
ELM. Háblenos acerca de esa narrativa del eterno volver (la vuelta al mito, a las raíces) que vemos planteado en sus películas.
CG. La narrativa del eterno retorno por algún motivo siempre ha sido muy importante para mí. Yo trato de que todas las historias sean distintas pero de alguna manera terminan volviendo a puntos comunes, y siempre terminan tratándose de personas en orillas diferentes del tiempo, separadas por todos los conflictos que los seres humanos hemos creado para distanciarnos, y encontrándose en el otro, porque los personajes se encuentran de alguna manera huérfanos, están buscando algo y ese algo, a pesar de que normalmente no lo puedan entender, es algo que se halla en el otro, porque es parte de una reflexión filosófica sobre el mundo, sobre el estar y sobre nuestra relación con el otro, pero todo eso está enmascarado por las superficies de las películas, y en el fondo, en lo esencial, son importantes. Ya hablando específicamente del caso colombiano, hay una cosa que me interesa mucho y es que Colombia pasó de ser un país rural a ser un país urbano de una forma demasiado abrupta, demasiado violenta, y siento que en ese paso abrupto, algo se queda; pienso que esta generación de artistas está haciéndose esa pregunta, y están volviendo a buscar esas raíces que se quedaron atrás. Venimos de un mundo en el que en los años 80’s y 90’s todo lo colombiano era considerado feo, malo, despreciable, y todo lo bueno era lo que llegaba de Estados Unidos, de Europa, y esta generación ha rechazado esa idea, está volviendo a las raíces, lo encuentras en la música, en la cultura, la dramaturgia, la literatura, y yo de alguna manera hago parte de eso, de buscar esas raíces contrarias a un mundo que pide relatos cada vez más urbanos, cada vez más supuestamente posmodernos; en ese sentido, los artistas tenemos presiones para tratar siempre de ser originales, revolucionarios, rebeldes, y bobadas de esas, que son realmente imposiciones de la sociedad de consumo, pero nuestro camino verdadero va por otro lado.
ELM. La decisión estética de optar por el blanco y en el “Abrazo de la Serpiente”, desde nuestro punto de vista, rompe con el paradigma de entender la selva únicamente como la fauna y la flora, para centrar el debate sobre sus moradores, los pueblos aborígenes, y su cosmovisión. ¿Cuál es el verdadero motivo de haber optado por este recurso estético? ¿Es esto también una forma de retorno?
CG. Es una decisión tan grande que hay muchísimas razones para hacerla, la mitad de ellas no las puedo racionalizar ni comprender; es una película que tenía que ser así, no hay otra manera de hacerla, y creo que también es válido que cada espectador interprete el por qué, y le dé una razón a eso; porque las películas que yo he hecho son muy abiertas, son películas que dejan un espacio para el espectador y éste de alguna manera las completa con su propia visión, con su propia experiencia, pero hay espectadores a los que no le gusta eso, quieren que todo llegue masticado, que todo llegue explicado, clarísimo; pero a mí el espectador que me interesa es un espectador activo, que tiene imaginación, que no es un aparato digestivo solamente, sino que es una neurona que puede contribuir a completar, a dar significado, y a enriquecer la película.
ELM. Desde la creación de la llamada “ley de cine” el Estado ha entregado a la industria audiovisual local incentivos que procuran por el fomento y desarrollo del cine nacional; el apoyo por parte del Estado en sus películas ha representado de alguna manera la imposición de asumir una posición determinada frente a un tema, o si por el contrario, a pesar de contar con este apoyo usted siente que ha hecho lo que ha querido con sus películas.
CG. La verdad es que yo no puedo decir que he hecho lo que me ha dado la gana, porque a pesar de que si bien no he tenido presiones, a nivel creativo, las historias tienen unas propias reglas que muchas veces trascienden y a veces van en contravía de lo que uno como creador espera. Yo no hago una película para que sea lo que yo quiero, porque para mí no tendría sentido hacerla, si ya se lo que voy a hacer, lo importante es emprender el camino y emprender la búsqueda y la película se va enriqueciendo, con la vida y no es simplemente un producto de mi mente, sino un producto del proceso de hacerla y eso es para mí muy importante, pero sí creo que sin el apoyo del Estado, estas películas no pueden existir, no existen en ninguna parte, sin el apoyo del Estado todo el cine colombiano serían comedias y lo que venda, películas de terror o de género que sea lo que pueda vender en taquilla. Y creo que es la hora del Estado de contribuir a que exista una sociedad donde haya libertad de pensamiento, libertad de expresión y libertad de soñar con todo tipo de proyectos.
ELM. Por último una reflexión; cuál es su opinión respecto del tratamiento de la industria de exhibición con el Abrazo de la serpiente y si considera que el espectador colombiano se encuentra preparado para películas de este estilo, o si por el contrario hay que afianzar los escenarios de formación de público.
CG. El problema al inicio es que se le dieron pocas salas. Había un prejuicio de parte de los exhibidores de que ese tipo de películas por ser hecha en blanco y negro por ser hablada en idiomas indígenas, no le iba a interesar a más espectadores, entonces no la dejaban salir a cines como por ejemplo al sur de Bogotá, o la exhibición en las demás ciudades fue muy marginal, porque existe esta preconcepción de que el espectador solo le va a gustar un tipo de película que ya tienen prefabricadas. Por otro lado, yo no soy tan creyente en el tema de que hay que formar a un espectador, lo que siento es que hay que darle muchas opciones al espectadores, hay que estimular la reflexión en torno a los cines que proponen cosas, que son más interesantes y que buscan nuevas formas, que sea a través del fortalecimiento de los cine clubes, de las revistas, de los análisis, que eso es lo que realmente se ha perdido un poco, ahora todos los cineclubes lamentablemente se volvieron festivales, los festivales me gustan, están muy bien pero se ha perdido la oportunidad de reflexionar anualmente a lo largo del cine y a uno los espacios de reflexión y de crítica se han visto reducidos por eso, el festival es muy bonito pero te atascas de película por una semana y el resto del año estás viendo las mismas películas de siempre, hay que fortalecer el hecho de que exista diversidad todo el tiempo para todo tipo de espectadores y creer en ellos, creer que ellos tendrán espacios para otro tipo de películas.
Fotografías: Rafael Bossio