Los lugares a los que el kuisi y la trompeta del León Pardo te puedan llevar, son su versión de universos oníricos, movidos por el deseo ancestral por ir más allá del horizonte. Este viaje imposible de adjetivar, precisamente, porque te sitúa en espacios desconocidos, «se siente como flotar eternamente en el cosmos infinito».
Desde la portada, el LP de nueve ‘tracks’ muestra las manos de una entidad con piel de estrellas y galaxias que llena el marco de nubes y agua, formando su propio cosmos que se escurre de las manos, por su trompeta, que empuña e interpreta hasta que terminen en ondas expansivas que eclosionan en atmósferas densas, repletas de sustancia. Estas ideas e imágenes, dignas de una película de ciencia ficción de los 70’s, cobran sentido, teniendo en cuenta la “intención de rendir homenaje a la psicodelia del mundo tropical del Caribe de los años 70 y 80” que atraviesa todo el disco. No es casual que «Viaje sideral» abra con los sonidos de una gaita poseída, en el tema «Invocación», dominada por un deseo de su interlocutor por conectar con entidades lejanas, y que en el devenir de este album, corte a corte, se logre la conexión estelar, entre lo terrenal y lo cósmico.

El León Pardo Pardo prefiere no encasillarse en ningún género, motivo que atrajo todos los matices retro-futuristas agregados en este trabajo. Con sintetizadores, bajos profundos, guitarras eléctricas y su deseo palpable por seguir evolucionando como artista; le dió un carácter más “moderno” a su sonido, con respecto a su anterior trabajo: Cumbia ácida.
La efervescencia en los arreglos electrónicos -en algunos tracks más que en otros-, como en “Viaje Sideral” o en “Cumbia Espacial”, con N. Hardem, le permiten a El León fusionar sonidos folclóricos del Caribe colombiano de forma impecable, teniendo como referencias algunos nombres como Kraftwerk -grupo alemán de electrónica- y Pedro Laza -compositor y músico de porro y fandango-.

“Pero yo no quiero campo siempre, Prefiero estar del otro lado y probar lo que se siente y saber cómo ser lo que desciende hasta el nivel del que difícilmente vuelves, queriendo ascender inútilmente. Baja rápido, incandescente”, volviendo a Cumbia espacial, el rapero N. Hardem, le dice adiós a lo que lo ata a su ecosistema, y embarca al oyente en el viaje astral, iniciado en Invocación, primer tema del LP.
Arropados en lo que podrían ser nubes y océanos de estrellas, llega un júbilo de vida prestada, por la euforia orquestal que desenvuelven los artistas en Viaje Sideral. Retratado sonoramente en conceptos que están inmersos en cada tema, cada letra y cada colaboración en este viaje, aporta fantasía y añoranza desde sus letras y composiciones, pues entre lo real y lo soñado transita este disco.

El León Pardo ha viajado, conocido y abierto horizontes con su trompeta y gaita como llave de entrada. Vive en constante órbita creativa, alejándose de la comodidad que una melodía o un mismo estudio de grabación reutilizado le pueda brindar, y para “Viaje Sideral”, añadió todos esos arreglos digitales y se movió no solo en su natal Cartagena o Bogotá para las grabaciones en los estudios en Tigrillo Mono Records y Mambo negro Records, respectivamente, sino que conectó con un camino de experiencias, gustos adquiridos y una herencia innegable.
Para el último tema del álbum, “La Perica”, término concebible para definir a una persona que habla hasta el cansancio, la charla termina. En un vaivén de música que pareciera no querer cesar, con tambores que golpean al ritmo del corazón desenfrenado que te genera la gaita/trompeta del León Pardo. Un final que, de alguna forma, podría ser la mitad de algo, el primer tomo de un trabajo dividido en dos, o la transición a un nuevo proyecto situado en el mundo de este «Viaje Sideral”, que nos rapta y nos pasea por universos insondables y paisajes en la tierra por explorar.

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