DEL PLACER DE SOÑARNOS OTRO: 124 PERSONAJES QUE TODOS DEBERÍAN CONOCER

Por: El Señor Underground
I
Todos siempre hemos soñado con ser otro. Cuando niños imaginábamos que éramos superhéroes o personajes animados. Nos gustaba la idea de tener poderes y patear el culo de los malos. Nuestra infancia transcurría en mirar con atención las características de un personaje que nos fascinara, para luego imitarlo en nuestros juegos y repetir su discurso, como si al repetir sus palabras nos concediera la verdadera posibilidad de convertirnos en él. Era una etapa maravillosa del más tierno mimetismo (en esa época, ninguno, ni por error, quería ser el villano o el tipo que perdía. Había una profunda e inexplicable necesidad de ser el líder, el fuerte o el héroe más listo del grupo). Imitar la ficción, le daba sentido a la realidad, que en muchos casos era confusa y dolorosa (pocos saben que se me concedió desde pequeño un superpoder de mierda: la Hipersensibilidad. Imaginen a un niño regordete en un mundo de “niños listos y prácticos”, sufriendo por todo lo triste e irracional del mundo. Sintiendo la angustia de lo que me rodeaba, me sumergía en los cómics y en las películas. La combinación no podía ser más desastrosa: sufrir por la estupidez y el dolor de lo existente, mientras deseaba ser un engendro del infierno con una capa roja y unas cadenas o transformarme en un monstruo verde e indestructible cada vez que me enojaba. Era un desadaptado, un mutante, un bicho raro, un genio que al hablar solo balbuceaba estupideces). El convertirme en otros me salvó un montón de veces de mí mismo.
Con el pasar del tiempo crecemos y nos da vergüenza reconocer que deseamos, para no decir que anhelamos, el estilo, la apariencia, las facultades y hasta la vida de ciertos personajes de la ficción y la realidad. Manejamos en privado la admiración que sentimos, aunque nos peinemos, hablemos o nos vistamos en público como nuestros ídolos. Creo que el temor a quedar en ridículo, dificulta a un ama de casa, confesar que quiere ser como una de las damas de tal telenovela o a un oficinista gritar a viva voz que es como uno de los personajes de una serie que ve en Netflix. Crecer es usar máscaras sobre máscaras y empezar a representar papeles que vistos en una pantalla de televisión, serían la cosa más patética y aborrecible del planeta. Los roles de un individuo en la sociedad, son múltiples y casi siempre son circunstanciales o impuestos por el “qué van a decir”. Solemos imitar nuestros peores defectos y nos llegamos a creer la fanfarronada de que somos producto de nosotros mismos, cuando de fondo, somos un collage exquisito de libros, películas, telenovelas, series, fotografías, canciones, ideologías, supersticiones y circunstancias (casi siempre la parte más patética de estos elementos es la que más se nota).
Crecer debería ser la oportunidad de reconocer que por naturaleza nos gustaría ser otros o tener por lo menos, una vez en la vida, la oportunidad de un acto valiente y extraordinario que dé un vuelco a todo lo que creemos que es la vida: una aventura temeraria en la que nunca más volvamos a ser los mismos, en la que nos transformemos en nuestros monstruos favoritos.
II
¿Cuántas veces he fantaseado con las aventuras de Rorschach y su maravilloso diario o salir a darme golpes con el mundo un sábado por la noche como Tyler Durden o cruzar de un salto las azoteas de Yellow Hell City como Neo o viajar con desesperación en el tiempo como James Cole persiguiendo al ejercito de los Doce Monos o escribir en mi cuarto Los cantos de Maldoror bajo la luz de una vela o bailar como Cedric mientras canto Inertiatic ESP con un grito desgarrador o correr por las carreteras de Sub-América como Forrest Gump solo por el gusto de correr o fumar bajo la lluvia el último cigarrillo del mundo como lo haría John Constantine con su gabardina amarilla o sentir la indescriptible emoción de Ginsberg esa noche de 1955 mientras leía por primera vez en San Francisco su majestuoso Aullido o volver a ser El Señor Underground un viernes por la noche mientras dibujaba en las paredes con bastón en mano los grafitis del Pirañismo Asocial? ¿Cuántas veces he fantaseado con ser todos y ser nadie, con nacer y morir en todas las existencias posibles de la imaginación?
No son todos con los que he soñado, pero es una lista que dará una idea de la fascinación que ciertos personajes llegaron a ejercer en mí en estos 32 años (algunos son mis amigos). El orden no significa que algunos sean más importantes que otros, es más bien un defecto de mi memoria que va quedando en blanco y olvida a un montón de gente imprescindible. Ojalá el lector encuentre algunos de sus personajes en esta lista o sienta la necesidad de saber sobre cada uno de ellos (es hora de leer más libros y cómics, ver más películas, escuchar más álbumes y representar otros papeles en la vida y el sueño).