A pesar de mi fama,
siento la necesidad de caminar por la ciudad todos los días,
para mantener mis pies conectados a la tierra.
Lex Luthor
Salgo a la ciudad con mi angustia, salgo a la fiesta de calles y avenidas que arden bajo el sol. Sentado en el paradero escucho el Tic Tac de la depresión. Cientos de busetas con sus posibilidades se paran frente a mí, pero el tedio y la confusión me vuelven de piedra desde la eternidad. Un sparring con chabacanería se burla de mi cabello mientras se aleja a la velocidad de un saltamontes (Él no sabe que me gustan los poemas de Cavafis y Pessoa. Él ignora que el autorretrato 1887 de Van Gogh es mi favorito. Él desconoce toda mi soledad, y a pesar de eso, su vida y la de todos continúa).
Termino montado en una buseta roja con grandes ventanas. Busco los puestos de atrás para auto-marginarme. Todos me miran como lo que soy: un inadaptado, un monstruo de 28 años lleno de inmadurez, cigarrillos y un triste delirio de grandeza.
Semáforos. Edificios. Carteles. Andenes. Señales. Bocinas. Gritos. Risas. Malabaristas. Vendedores. Todos los elementos imprescindibles para volverse loco y seguir escuchando el reloj de la neurosis.
Esta ciudad está llena de semáforos en los que puedes vivir 100 reencarnaciones: En el rojo todos nos miramos con hipocresía desde las ventanas de taxis y busetas, desde motos y camiones (La comedia de implorar compañía en medio del tráfico). En el verde volvemos a ser los desconocidos egoístas de siempre, bailando el vasito de agua del libre albedrio y la autodestrucción (♪♫ Ha salido Underground con un vasito de agua que lo baile que lo baile y si no lo baila se le da un vasito de agua, salga usted que la quiero ver bailar… ♫♪).
Voy en esta buseta y tú vas en ese taxi. Debería saltar por la ventana y besarte y decirte que puedes ser cualquier “ella” que me guste en esta copropolis. Debería lanzar un molotov contra ese taxista o contra el ruido ensordecedor que hace sangrar mis oídos.
Oye, en serio ¿Por qué vivimos la ciudad con aburrimiento? ¿Por qué no vienes saltando de azotea en azotea hasta este sótano y me cuentas que viste en un charco el rostro transfigurado de Jattin o escuchaste en la concha de un caracol una de las irónicas carcajadas del Tuerto López? No me digas que debe ser viernes o sábado para ir a tomar y tener una visión.
Huele a gasolina, a goma de mascar, a filo de navaja enamorada de carne inocente. El conductor le sube el volumen a una champeta y yo solo escucho el hermoso Tic Tac de mi puta depresión.
Cuando llego a mi sin-destino me bajo y al mirar el mar no puedo evitar preguntarte ¿Oye preciosa, por qué tú y yo no somos peces? ¿Por qué esta camiseta y por qué esa falda sin agallas? ¿Me amarás con escamas cuando estemos atrapados en una red de pescar en las playas de Marbella? ¿Debo resignarme a esta soledad en la superficie lejos de la sal marina y de las medusas?
Camino por las murallas y ¡sorpresa! La marea juvenil, la marea de los que se aman e ignoran que ya no soy un dios. Me lanzan sus saludos (ellos no saben que mi cuento favorito de Borges se llama “Las ruinas circulares”. Ignoran que Bolaño era mayor que Papasquiaro por un año. Desconocen que dentro de algunos años ya no podremos transitar como reyes por estas calles, y a pesar de eso, sus vidas y la de todos continúa).
En fin, Júrame amor eterno junto a la mesa de fritos cuando el butifarrero se saque de los dientes un pedazo de caries o un trozo de eternidad.
Llévame a tu dormitorio, prende la televisión, juguemos bajo las sabanas, has que olvide que nuestro amor no puede ser. Déjame reposar en el paraíso de tus ojeras (maldita bruja, no le metas más agujas al muñeco Underground).
Una secretaria me tuerce los ojos al ver mis viejos pero incomparables zapatos (ella no sabe de mis cómics. Ella ignora que “The Love Song of J. Alfred Prufrock” es una profecía sobre mi vida, escrita en 1917 por T. S. Eliot. Ella desconoce el misterio abismal en el centímetro que separa tu boca de la mía, y a pesar de eso, su vida y la de todos continúa).
Camino en este carnaval de ex-peripatéticos y traidores
Camino con los ojos cerrados
Tropezando algunas tardes con el destino
Y algunas madrugadas con el azar
Camino, aunque ya no recorra las avenidas con la juventud de antes
Pero ahora quiero el silencio
Le bajaré el volumen a mi Pick-Up “El Pandemónium Ñañaña”
-Donde solo canto yo-
Para que la ciudad active el altavoz
Y le dé espacio a los que suelen callar
***
Calle de la Moneda (10:22 AM)
-Te amo a través de los mundos sin verdades.
-Cállate, ahí viene el carretillero.
-Quiero construir un Olimpo de besos para divinizar tu cuerpo.
-Mira qué bonito vestido, mira que bonitas sandalias ¿Cuánto costarán?
-Quiero ser un libro para quemarme en la Alejandría de tus caricias.
-Súbete al otro andén, por aquí hay mucha gente y ahí viene un carro… ¿Qué me decías?
-En la divina estirpe de tus pechos quiero colmar la sed de mis naufragios.
-¡Dios mío que bullicio! ¡Los vendedores ambulantes son un estorbo! ¡Todos los almacenes ofrecen cosas tan baratas y bonitas que podría vivir aquí el resto de mi vida! ¿Qué me vas a regalar?
-El cenit de tu espalda es el Gólgota donde quiero ser crucificado.
-¿Qué insinúas, qué soy una jorobada?
Terminal de transporte (1:43 PM)
-Ese momento en el que sientes que todas las manifestaciones de la realidad, hasta las más pequeñas, le dan un vuelco a tu conciencia y te empujan al precipicio desde donde todo se ve como lo que es, un abismo de ilusiones en medio del caos.
-¿Por qué me dices eso en este instante? ¿No te parece cruel soltarme ese rollo ahora que me voy de esta maldita ciudad para no regresar?
-Lo siento… No quiero que te vayas…
-Sabes que no puedo.
-Lo sé…
-…
-Reina de los condenados, no te olvides de este pobre demonio a el que dejas en el infierno amarillo.
-Tonto. Nunca te podré olvidar.
-Te quiero, te odio…
-Te odio, te quiero…
-adiós…
Los Cuatro vientos (Mediodía)
Sentadas en un restaurante, dos secretarias esperan que el mesero les traiga el almuerzo. La delgada tiene aproximadamente 42 años y la gorda no supera los 25.
-No, mija… por mi barrio anoche cogieron a un raterito y le dieron una para él sólo.
-Pobrecito.
-¿Pobrecito? A esos desgraciados lo que hay es que darles candela.
-No creo que esa sea la solución.
-Ve y díselo a los mototaxistas.
-Mi marido dice que esos son peores.
-Cuando empezaron a sonar las alarmas, todos salieron y lo acorralaron.
-…
-Vinieron “El Moño” y el hijo de la señora Carmen y le dieron con un bate en la cabeza. Luego empezaron a llegar los mototaxistas y le pegaron unos cascarazos… ese tipo cómo lloraba…
-Pobrecito. La gente no se da cuenta que por error cualquiera se puede encontrar ahí.
-¿Por error? Mija no sé en dónde crees que vives…
-Yo cuando llego del trabajo me encierro con mi marido y mis hijos… Lo que pase afuera ni me va ni me viene.
El mesero trae en una bandeja dos platos con una humeante sopa de huesos. Los coloca en la mesa y se marcha.
-y cuando llegó la policía el ratero gritaba “Hay señor agente ayúdeme, ayúdeme”. Pero la gente se les paró y les dijo: “De aquí no se lo llevan hasta que le hagamos hecho su daño” y en menos de lo que canta un gallo, “El Perrata”, uno de los pelados que vende chance, le metió un peñón en la cabeza y eso fue sangra que sangra…
-…
-El policía tuvo que hacer unos tiros para que soltaran al vergajo.
Las mujeres toman sus sopas como solo saben hacerlo las secretarias chismosas y negligentes del mundo.
-¿Qué fue lo que se robó?
-Una maricada… El celular de un niñito… una panela.
-Pobrecito.
El mesero regresa con dos secos sobre la bandeja.
-¿Quién pidió el pollo frito y quién el salpicón?
-Yo pedí el salpicón.
Coloca el plato con salpicón, arroz de frijolitos, tajadas verdes y ensalada, a la secretaria gorda y el pollo frito con arroz blanco, lenteja y tajada amarilla a la flaca. Pregunta si puede levantar los platos de la sopa. Los coloca en la bandeja y se marcha.
-Ese mesero es como raro…
-¿Por qué?
– No sé… Que se haga el marica y le digo a mi hermano boxeador.
-…
-Hay niña ojala que salga en el periódico “El Sanguinario Hijueputa” para que veas como le dejaron la cabeza…
-¿“El Sanguinario Hijueputa”? Ese periódico es una porquería.
-No mija, yo sí lo compro… cuesta 500 pesos. Además de eso, hay que estar muy bien informada de lo que pasa en la ciudad.
-Eso es verdad… Esta ciudad se está yendo al infierno…
-Hace rato que está en él, dicen los evangélicos.
-Pero si es por el calor y la gente, ya no hay que buscar más…
-Jajaja…
Parque Apolo. Una hoja de papel en la hierba (7:04 AM)
<<Facebook es un supermercado donde todos vendemos lo inservible. Camino entre esos pasillos ofreciendo mis productos para 3 o 5 posibles clientes. Todo esto es una manifestación de la soledad y el miedo al anonimato. Un Like es un billete falso que recibimos con vanidad o timidez según sea el caso. Hay secciones para todos los gustos, hay toda clase de aparentes libertades. Todos poseen el derecho de comprar y vender mientras sean dueños de una “identidad”. Algunos compran a diestra y siniestra con la moneda Like. Otros se hacen ricos en orgullo y vanidad por el sinnúmero de compras. También existen los hipócritas que dicen no vender ni comprar pero no pueden evitar pasearse con un carrito (desconectado) por la sección de lencería subliminal para recrear el sueño de una mejor vida con un millón de amigos-contactos ¿Cuánta desesperación en esta nueva vida virtual? Antes de convertirme en vendedor-comprador de este supermercado solía lanzar piedras a la cara de los clientes y juraba en nombre de la rebelión que jamás entraría en este juego de apariencias, en esta mascarada de popularidad momentánea. Pero una noche en que mis bolsillos estaban vacíos decidí entrar por rebeldía. Caminaba con timidez entre las cajas registradoras del “Comentar” y el “Compartir”. Todo era brillante y daba la sensación de que se podía comprar: “El universo cabía en una pantalla”. De un momento a otro me encontré entre los que no podían vivir una vida normal sin por lo menos visitar el supermercado una vez al día. Poco a poco comprendí que prefería cambiar las horas del sueño y la creación por unos cuantos billetes falsos que bien podían ser pagados por el cliente por lastima, ironía o confusión. Cuando abrí los ojos supe que no podía vivir sin la “etiqueta” y sin el emoticón. Toda mi vida se fue a la mierda al intentar convertirme en un hombre rico, en un pequeño empresario con un montón de manitos que solo servían para darme una falsa sensación de la vida real. “Todos sabemos que este supermercado no es real” dicen, pero los verás haciendo monerías por 50 o 100 Likes (nunca he llegado a las 50 deditos arriba). Lo maravilloso de este supermercado es que todos pueden volver a empezar, pueden construirse el mejor cuerpo, la mejor conciencia, la mejor vida falsa. Solo estas a un click de ser el George Clooney del momento o la Angelina Jolie viral producto del Photoshop. Todo es posible en este supermercado de mierda social, todo es viable mientras tengas algo que mostrar. “Yo puedo vivir sin Facebook” “Yo no soy ellos que publican 30 veces al día” “Facebook es una herramienta que se puede usar para tener acceso y compartir cosas buenas” ¡Patrañas! ¡Patrañas! ¡Patrañas! Todos estamos cortados con la misma tijera de la desesperación (a los que han intentado dinamitar esta superestructura mundial solo han conseguido una millonada de manitos y la inevitable expulsión del supermercado). Facebook esta hecho a la medida de los hombres de este siglo: hombres que creen ser y poseer, hombres que fingen, hombres hijos de un falso No-ser, hombres genios del performance. Púdrete Facebook, Púdrete Mark Zuckerberg>>.
Clínica Madre Bernarda. Urgencias. sala de espera (10:22 PM)
¿A quién le importa mi enfermedad? Llevo dos horas esperando que me atiendan. Es increíble cómo una vida depende del estado de ánimo del vigilante, de la recepcionista o de la enfermera bruja del triage que decide si mi dolor puede ser considerado una urgencia. No puedo gritar, no puedo sacar un cuchillo y pedir que me atiendan. Mi única opción es arrugar la cara y esperar mi turno. Ahora pienso en las veces que he estado sentado en esta sala de urgencias. Esta ciudad es experta en dejar morir a sus enfermos. Me levanto, llamo la atención de todos, me bajo el pantalón y los calzoncillos y mostrando mi desnudez empiezo a mear sangre en las baldosas y las paredes blancas. Todos se quedan perplejos. Un joven que hace algunos minutos lloraba de dolor, saca un celular y empieza a grabarme. Cuando suelto las últimas gotas siento que el mundo me da vueltas. Antes de perder el conocimiento escucho a alguien que grita “por favor atiendan a ese hombre” y caigo en el charco de sangre que se ve como una monstruosa mancha de Rorschach. Sonrío desmayado: ¡Esta vez no me harán esperar otra eternidad!
Universidad de Yellow Hell City. San Agustín. Salón 314. (3:56 PM)
Con un Silva se puede comprar media cajetilla de cigarrillos y una cerveza en la tienda.
Con un Santander se puede comprar una arepa con huevo.
Con un Gaitán se puede comprar acceso a los cagaderos urbanos.
Con un Árbol de Guacarí se puede comprar una bolsa con agua o un ajonjolí.
Con una Policarpa podías comprar una cajita de Termidor.
Con un Garavito puedes comprar un Chanceler o una Bacardí limón.
Con un Isaac puedes comprar un Murakami.
Con un Gabo podrás comprar los favores de una bella dama en la Torre del Reloj.
Puente peatonal. Colegio Inem (6:15 PM)
-¿Te le vas a chupar a ese marica?
-No, nada…
-¿Te consigo el fierro?
-Compa, usted es que culo de maquiavélico.
-¿Qué mondá pri? Ese man te rayó a la lea. Ahorita anda por ahí diciendo que eres un cachón.
-…
-Te quedaste muo…
-Erda sí… Ese caremondá me las tiene que pagar.
-¿Te traigo el fierro o te da culillo?
-Tráelo que eso va…
-Así es que me gusta. Yo le digo al “pollito” que me lo preste. No te vayas a chupar a última hora. El sábado le pegas su tiro en el Pick-up para que respete ese perro hijueputa.
Getsemaní. Calle San Juan (9:28 AM)
-Anoche a María Trinitaria de la Candelaria le salió un aparato.
-¿Un aparato?
-Sí, uno de esos espantos que salen en esta ciudad.
-¡Hay mi madre!
– Eso pegó un grito que hasta despertó a los vecinos de la calle Lomba.
-Pobrecita. ¿Pero ella no había dejado de ver esas cosas?
-Sí, pero tú sabes cómo es eso.
-¿Y qué aparato le salió?
-Ni idea. No ha querido hablar.
-Que Dios la bendiga ¿Por qué no hablan con el padre Boñiga?
-…
-¿Qué pasa?
-Aquí entre nos… El padre Boñiga la otra vez le tocó la vulva…
-¡Hay Dios, el padre Boñiga no cambia! ¡Mejor que le toque la chucha a ella, que andar por ahí culeando pelaitos!
Cementerio Jardines de Paz (5:59 PM)
¿Cuánta soledad puede habitar en el corazón de un hombre?
Toda la soledad del universo
Incluida la soledad de aquello que no ha sido nombrado.
La Boquilla (11:00 AM)
-¿Mr. Xenofobia qué piensa hacer con el problema del turismo?
-Debemos apalear a todos los europeos.
-¿Solo a los europeos?
-No solo a ellos pero debemos empezar por ellos. Luego les damos una lección a todos los nativos que se arrodillan ante los extranjeros.
-Habrá que golpear a mil vendedores ambulantes.
-No me refiero a ellos, sino a la juventud que es la primera en abrir las puertas y las piernas a estos parásitos que no se cansan de desangrarnos. Todo aquel que ande con un extranjero es una vergüenza para su ciudad.
-¿Y los cachacos?
-A esos hay que envenenarle la sopita, atracarlos, meterles miedo para que las próximas vacaciones se la piensen mejor antes de venir a mearse en nuestras playas.
-Mr. Xenofobia cuente con mi voto para ser alcalde en las próximas elecciones.
-Gracias hijo. El infierno amarillo te lo agradecerá.
(Intenté entrar al centro de la ciudad y fui deportado con desprecio a los suburbios)
***
<< ¿Cuál es su aporte a esta ciudad Señor Underground?>>
Besarme con ella en la calle de Los Siete Infantes o en la cima del difunto puente de Bazurto que fue asesinado por un delincuente ridículo llamado Transcaribe.
***
Tic tac Tic tac Tic tac
Mi reloj depresivo continúa
Es increíble que pueda reír a pesar de este dolor
Sigo pensando en el suicidio
¿Qué clase de infierno es esta ciudad?
El infierno jefe
El infierno ingrato y colonial
El reloj marca la hora de mi incertidumbre
Quiero raptarte y llevarte a vivir a la ciudad debajo de las murallas
Quiero perderme entre las sombras de las maría mulatas
Quiero volar cometa en la Boquilla antes de la tormenta
Quiero que tu lengua sea mi Rivotril
(No sé qué quiero, preciosa infernal)
Estoy sentado en Chambacú
Estoy llorando
Estoy vivo
Estoy muerto
Estoy enamorado de lo imposible
Quiero tirarme del puente Román
Y caer en tu cama
(¡Maldición!)
Tic tac Tic tac Tic tac
Salir a la calle a caminar es un subidón
Una inhalada feroz de cocaína
Ahora me siento expuesto entre los transeúntes infernales-amarillos
La depresión se ha vuelto mi realidad
Tic tac Tic tac Tic tac
Estoy enamorado
Estoy deprimido de tanto amor
La locura de enamorarse literalmente de la ciudad
La locura de ser correspondido y no saber qué hacer
Con tanto amor de esquinas y ventanas
Soy un caminante moribundo
Soy de la raza de los que caminan para extraviarse en las cartografías apóstatas
Oh, el Spleen de esta ciudad
Solo los transgresores reconocen que es un hermoso infierno
Te amo Yellow Hell City
Te odio paraíso amarillo-infernal
Los paranoicos heredaran el reino salvaje de las ciudades
Los paranoicos heredaran el reino salvaje de las ciudades
Los paranoicos heredaran el reino salvaje de las ciudades
Néma-Amén.
EL SEÑOR UNDERGROUND
Fotografías: El Sr. Unederground.